Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 25, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Construid el Templo, para que pueda complacerme * El
Señor ama a su pueblo. * A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien
oigo semejantes cosas?
Textos para este día:
Ageo 1,1-8:
El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del
Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de
Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: "Así dice el Señor de los
ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el
templo."" La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: "¿De modo que es
tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas?
Pues ahora -dice el Señor de los ejércitos- meditad vuestra situación: sembrasteis
mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os
vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así
dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos,
construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria -dice el
Señor-.
Salmo 149:
Cantad al Señor un cántico nuevo, / resuene su alabanza en la asamblea de los
fieles; / que se alegre Israel por su Creador, / los hijos de Sión por su Rey. R.
Alabad su nombre con danzas, / cantadle con tambores y cítaras; / porque el Señor
ama a su pueblo / y adorna con la victoria a los humildes. R.
Que los fieles festejen su gloria / y canten jubilosos en filas: / con vítores a Dios en
la boca; / es un honor para todos sus fieles. R.
Lucas 9,7-9:
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué
atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido
Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se
decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes
cosas?" Y tenía ganas de ver a Jesús.
Homilía
Temas de las lecturas: Construid el Templo, para que pueda complacerme * El
Señor ama a su pueblo. * A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien
oigo semejantes cosas?
1. Preguntas a fondo
1.1 La primera lectura de hoy, del profeta Ageo, nos invita a volver sobre lo que
hacemos y el fruto que obtenemos: "reflexionen sobre su situación: han sembrado
mucho, pero cosechado poco; han comido, pero siguen con hambre; han bebido,
pero siguen con sed".
1.2 Son palabras milenarias, y sin embargo nos hablan directo al corazón. Pueden
servir para describir un poco de esa ansiedad y vacío que persiguen a tantas vidas.
Nos hacen recordar aquellas densas reflexiones del número 4 de la Constitución
"Gaudium et Spes" del Concilio Vaticano II, que aquí transcribimos.
1.3 "Nunca el género humano tuvo a disposición suya tantas riquezas, tantas
posibilidades y tanto poder económico. Sin embargo, una gran parte de la
humanidad sufre aún hambre y miseria, mientras inmensas multitudes no saben
leer ni escribir. Nunca como hoy ha tenido el hombre sentido tan agudo de su
libertad, mas al mismo tiempo surgen nuevas formas de esclavitud social y
psíquica.
1.4 "Mientras el mundo siente tan clara su propia unidad y la mutua
interdependencia de todos en una ineludible solidaridad, se ve, sin embargo,
gravísimamente dividido en direcciones opuestas, a causa de fuerzas que luchan
entre sí: de hecho, subsisten todavía muy graves las diferencias políticas, sociales,
económicas, «raciales» e ideológicas; y ni siquiera ha desaparecido el peligro de
una guerra que está llamada a aniquilarlo todo. Aumenta intensamente el
intercambio de ideas, pero las palabras mismas correspondientes a los más
importantes conceptos, reciben significados muy distintos, según las diversas
ideologías. Y, mientras con todo ahínco se busca un ordenamiento temporal más
perfecto, no se avanza paralelamente en el progreso espiritual.
1.5 "Entre tan contradictorias situaciones, la mayoría de nuestros contemporáneos
no llegan a conocer bien los valores perennes ni pueden armonizarlos con los
nuevamente descubiertos. Por ello, con gran inquietud se preguntan, sufriendo
entre la esperanza y la angustia, sobre la actual evolución del mundo. Esta
evolución desafía a los hombres -más aún, les obliga- a dar una respuesta".
1.6 Y en la misma Constitución leemos, hacia el número 10, una clave de
respuesta: " Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da siempre
al hombre, por medio de su Espíritu, la luz y fuerza necesarias para responder a su
vocación suprema; y que no ha sido dado, bajo el cielo, otro nombre a la
humanidad, en el que pueda salvarse. Igualmente cree que la clave, el centro y el
fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro. Afirma, además, la
Iglesia que bajo todas las cosas mudables hay muchas cosas permanentes que
tienen su último fundamento en Cristo, que es el mismo ayer, hoy y para siempre".
2. Más allá de la Curiosidad
2.1 ¡Qué hermoso el comentario que hace Herodes, pero de qué poco le sirvió! Dijo,
habiendo oído de Cristo: "¿Quién será, éste, de quien oigo semejantes cosas?". Es
una pregunta grande, porque abre las más grandes opciones y fortalezas para el
ser humano. Es una pregunta hermosa, porque hace nacer el horizonte de la
esperanza. Es una pregunta sabia, porque nos hace próximos a la fuente misma de
la verdad y la sapiencia, que es Jesucristo.
2.2 Pero fue una pregunta estéril, por lo menos hasta donde llegamos a ver. No le
sirvió a Herodes. Esto nos enseña algo: no basta con querer acercarse al Señor si lo
único que nos mueve es la curiosidad. La Biblia dice que Herodes "tenía curiosidad
de ver a Jesús"; no es suficiente. El curioso un día sacia su curiosidad, como de
hecho hizo el mismo Herodes, según narra el mismo Lucas, pero eso no lleva a
cambio: "Herodes, al ver a Jesús se alegró en gran manera, pues hacía mucho
tiempo que quería verle por lo que había oído hablar de El, y esperaba ver alguna
señal que El hiciera. Y le interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió. Los
principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, acusándole con
vehemencia. Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratarle con
desprecio y burlarse de El, le vistió con un espléndido manto y le envió de nuevo a
Pilato. Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían
estado enemistados el uno con el otro" (Lc 23,8-12).
2.3 Ir más allá de la curiosidad es descubrir qué esta en juego en eso de
encontrarse con Cristo. Por algo dijo el Señor: "bienaventurado es el que no se
escandaliza de mí" (Mt 11,6). El curioso termina despreciando a su salvador;
necesitamos más que curiosidad: necesitamos fe viva, humildad genuina, amor
entrañable.