Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 25, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo vengo a habitar dentro de ti * El Señor nos guardará
como pastor a su rebaño. * Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo
preguntarle sobre el asunto
Textos para este día:
Zacarías 2,5-9.14-15a:
Alcé la vista y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté: "¿Adónde vas?"
Me contestó: "A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud." Entonces
se adelantó el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
diciéndole: "Corre a decirle a aquel muchacho: "Por la multitud de hombres y
ganados que habrá, Jerusalén será ciudad abierta; yo la rodearé como muralla de
fuego y mi gloria estará en medio de ella -oráculo del Señor-."" "Alégrate y goza,
hija de Sión, que yo vengo a habitar dentro de ti -oráculo del Señor-. Aquel día se
unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti."
Jeremías 31,10-13:
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, / anunciadla en las islas remotas: / "El que
dispersó a Israel lo reunirá, / lo guardará como un pastor a su rebaño." R.
"Porque el Señor redimió a Jacob, / lo rescató de una mano más fuerte." / Vendrán
con aclamaciones a la altura de Sión, / afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza, / gozarán los jóvenes y los viejos; /
convertiré su tristeza en gozo, / los alegraré y aliviaré sus penas. R.
Lucas 9,43b-45:
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus
discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en
manos de los hombres." Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan
oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Homilía
Temas de las lecturas: Yo vengo a habitar dentro de ti * El Señor nos guardará
como pastor a su rebaño. * Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo
preguntarle sobre el asunto
1. Un libro enigmático y bello
1.1 El libro del profeta Zacarías hace una aparición demasiado discreta en la
Liturgia de la Palabra de nuestra Santa Misa: sólo lo tendemos con nosotros tres
días, si no hay alguna fiesta o solemnidad entretanto. Nos apoyamos en una breve
cita de la edición de estudio de "Dios Habla Hoy" para enmarcar el pasaje de hoy.
1.2 "El libro de Zacarías consta de dos partes claramente diferenciadas. La primera
comienza con una exhortación profética al arrepentimiento y a la conversión (1,2–
6), y continúa con una serie de visiones simbólicas (1,7–6,8). Por su forma literaria,
estas visiones se asemejan a las de Amós (7,1–9,4) y a las de Jeremías (1,11–14).
Pero las de Zacarías son en general más complejas y detalladas, y en ellas el Señor
está representado por un ángel intérprete, que da explicaciones, hace preguntas o
responde a los interrogantes que le plantea el profeta. Además, el complejo
simbolismo de estas visiones dificulta frecuentemente la interpretación de algunos
detalles.
1.3 "No obstante esta dificultad, las ideas predominantes en la primera parte del
libro son suficientemente claras. Los temas que más se destacan son el amor y la
compasión del Señor hacia Jerusalén (1,14.16), la humillación de las naciones
opresoras que dispersaron a Judá (1,21[2,4]), la eliminación de toda maldad y de
todo pecado en el pueblo de Dios (5,4.8) y la esperanza mesiánica (cf.
particularmente 4,1–14). El profeta dedica también atención especial a la
reconstrucción del templo (1,16; 4,8–10; 6,15), y describe con entusiasmo el
futuro esplendor de la ciudad santa: Jerusalén será una ciudad abierta, que no
necesitará la protección de una muralla, porque la gloria del Señor habitará en
medio de ella (2,5[9])".
1.4 El gran paso adelante que nos trae Zacarías en el texto de hoy es que la alegría
de la reconstrucción de Jerusalén, ciertamente propia de todos los libros que se
sitúan en el tiempo posterior al destierro, aquí está unida al gozo de ver cómo el
pueblo de Dios se extiende más allá de la raza, es decir, de la descendencia según
la carne y la sangre.
1.5 Leemos, en efecto: "Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellas
también serán mi pueblo". Y conmueve pensar que entre esas "muchas naciones"
estamos también nosotros: colombianos, irlandeses, paraguayos, canadienses,
norteamericanos, sudaneses, tibetanos... Nuestra presencia en la casa de Dios y en
alianza con Dios no es un accidente: es el fruto de la voluntad benévola y piadosa
de Dios, que lo anunció por boca de sus santos profetas.
2. Más popularidad pero con más claridad
2.1 El evangelio de hoy, entretanto, nos presenta la paradójica enseñanza de Cristo
sobre el desenlace de su vida. Su popularidad ha crecido, pero así también hace él
que crezca la claridad de su mensaje sobre el sombrío futuro que le aguarda.
2.2 Definitivamente Cristo no se puso nunca a hacer extrapolaciones del tipo: "ya
vemos que nos quiere mucha gente y que muchos nos aceptan; ¡pronto serán
todavía más!". Al contrario, haciendo evidente contrapeso a los aplausos y elogios
de la gente, Cristo dice a sus discípulos (¡y a sí mismo!) que lo que viene es
traición, dolor, tortura, cruz y muerte.
2.3 Es interesante la anotación que nos da Lucas. Los discípulos, por una parte no
entienden, pero por otra sienten temor de preguntar. ¿Por qué temor? Un
comentarista protestante, Matthew Henry, adelanta una hipótesis: "no querían ser
despertados de su sueño placentero", porque en realidad es "sueño" pretender que
la vida cristiana va de victoria en aplauso y de elogio en risa. Otros piensan que el
temor venía de no querer ser reprendidos en su ignorancia, pues en otros lugares
vemos que alguna vez Cristo les había mostrado su torpeza y se había quejado de
su lentitud para aprender (cf. Mt 16,9) y también de su poca fe (cf. Lc 9,41). Esto
es interesante reconocerlo, porque esa misma clase de temores pueden asaltarnos
a nosotros.