HOMILIA DEL XXIV DOMINGO ORDINARIO.- CICLO A 2.014
“HEMOS DE PERDONAR SIEMPRE”
1.- INTRODUCCIÓN
En este Evangelio lo que nos enseña Cristo es que hemos de perdonar siempre y
de todo corazón.
a) Son muchas las religiones que tienen a honor el perdón que el hombre otorga,
en virtud de la ley de su Dios, a un semejante que le ha ofendido.
b) Lo mismo ocurre en Israel, no solo el padre perdona gustoso a su hijo, sino
también el hermano a su hermano: Esaú a Jacob, José a sus hermanos.
Pero el Judaísmo:
1) Discutía el número legal de veces que habría que perdonar generalmente
eran cuatro .
2) Y era un perdón externo, mero cumplimiento de una ley
2.- LA DOCTRINA DE CRISTO
Cristo nos dio una doctrina distinta en esos dos aspectos:
Hay que perdonar siempre y de todo corazón
2.1 Esta doctrina se puede interpretar mal, por exceso y por defecto :
a) En primer lugar por exceso
Creyendo que en virtud de ella el cristiano debe renunciar a defender sus
derechos fundamentales, lo cual no es verdad.
En ella se trata de perdonar un mal que te han hecho y ya no se puede
solucionar nada; pero cuando se trata de una mal que puede evitarse, hay
obligación de evitar ese mal, aunque perdonando al que intentaba hacerlo.
b) También se puede interpretar mal “por defecto”
Cuando se dice, (en sentido negativo) yo perdono pero no olvido
“Quiere decir; no le haré ningún mal, pero tampoco le haré ningún bien.
3.- ¿CÓMO INTERPRETAR LA DOCTRINA DE CRISTO ?
La verdadera de doctrina de Cristo implica dos cosas:
1ª) Perdonar siempre no haciéndole ningún mal ni deseándole ningún mal, aunque
no te pida perdón.
2ª) Perdonar de todo corazón como dice Cristo al final de la parábola no con un
perdón solamente legal o externo, sino de todo corazón que estemos dispuestos
a hacer el bien al que nos ha ofendido si nos pide ayuda, o le vemos en
necesidad o peligro.
Si ha sido con motivo de una conversación en la cual tú has tenido algún
defecto, aunque fuera involuntario, tú debes pedir disculpas.
La razón fundamental es, que Dios quiere que nos vayamos asemejando a él en el
amor:
- Que hace salir el sol para buenos y malos
- Que siendo nosotros pecadores, nos envió a su Hijo que murió en la cruz por
nosotros para que uniéndonos a Él por el amor podamos participar de su vida
trinitaria de amor
4.- EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SIERVO SIN ENTRAÑAS
Para hacer más gráfica esta doctrina, Jesús propone la parábola del siervo sin
entrañas, en la cual se destacan tres cosas:
1ª) La diferencia enorme entre la cantidad perdonada por el rey diez mil talentos
(equivalente a 50 millones de pesetas oro) y la que no quería perdonar a aquel
siervo, 100 denarios (80 pesetas).
Esto simboliza la deuda inmensa del perdón de Dios a los hombres y la
pequeñez del perdón de los hombres entre sí.
Debemos hacernos conscientes de la inmensa bondad y misericordia de Dios
que nos ha perdonado tanto, incluso ha perdonado la vida a los hombres, que
por el pecado habían merecido la muerte.
2º) La segunda enseñanza es que si el rey había perdonado tanto al siervo, este
debería haber perdonado también a su deudor.
Lo cual significa que si Dios nos ha perdonado tanto nosotros también debemos
perdonar. Si no perdonas, oirás a Dios decirte ¿No deberías tu también
compadecerte de tu compañero como yo me compadecí de ti?
¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y luego pedir la salud al Señor?
Para poder perdonar, primero debemos “sentirnos perdonados” porque la causa
de no perdonar es la falta de humildad para reconocerse pecador perdonado por
Dios.
3º) La tercera enseñanza es que Dios no nos puede perdonar si no perdonamos ;
Puesto que el perdón de Dios consiste en devolvernos su amor, esto no lo
puede hacer si nosotros nos resistimos a amar.
Si no nos dejamos amar por Dios , si no dejamos que el amor de Dios penetre en
nosotros de manera que sea su fuerza quien mueva nuestra vida, no
obtendremos el amor de Dios sobre nosotros.
5.- ORACIÓN FINAL
Te bendigo Señor Dios mío, porque Jesús muriendo en la cruz me mostró todo el
amor, el perdón y la misericordia que alberga tu corazón de Padre.
El me amó y se entregó por mí y así hizo posible que yo perdone como tú me
perdonas, siempre y de todo corazón.
Que yo me deje llenar de su amor.
Enséñame Señor a vivir según Tu Espíritu cada día, de tal suerte que mi perdón a
quién me ha ofendido sea para los demás un signo de tu amor y reconciliación.
Así mereceré heredar la bienaventuranza de Cristo :
DICHOSOS LOS MISERICORDIOSOS QUE SABEN AMAR Y PERDONAR,
PORQUE ELLOS ALCANZARÁN MISERICORDIA, AMOR Y PERDÓN
Padre Manuel Benito Fernández