HOMILIA DEL XXX DOMINGO ORDINARIO.- CICLO A 2014
“EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO” (Véase 31B)
1.- INTRODUCCIÓN
Los enemigos de Cristo se habían unido con el fin de comprometer a Cristo con
preguntas capciosas :
a) Los herodianos , le preguntaron si era lícito pagar impuestos al Cesar.
b) Los saduceos , le preguntaron si una mujer se ha casado siete veces, de cuál de
esos hombres sería su esposa en el cielo?
c) Ahora los fariseos por medio de un escriba le preguntan , ¿cuál es el
principal mandamiento de la Ley? Pregunta difícil de contestar porque los
escribas habían llegado a contar 613 preceptos y cada rabino que sentaba
escuela tenía su opinión particular.
Si Cristo aceptaba la opinión de uno de ellos se ganaría la enemistad de los
partidarios de los otros.
2.- AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS
2.1 Del amor a Dios al amor de Dios .
El amor a Dios proviene de Dios. Este es el primado del amor de Dios
Dice San Juan (1Jn 4,7-10) El amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido
de Dios.
(v10) En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que Él nos amó primero (y nos envió a su Hijo).
Amar Dios al hombre, es poner en él, el mismo amor que en su Hijo tiene
derramándolo en nuestro corazón, en lo profundo de nuestro ser, en el centro
de nuestro ser, de donde emergen las potencias del hombre.
Así la orientación hacia a Dios con que el hombre ha sido creado la convierte el
Espíritu por la fe en una tendencia activa, una inclinación , y da al hombre la
fuerza para amar a Dios y al prójimo.
Esto es el amor como dimensión fundamental de la realidad humana que
afecta a lo profundo de nuestro ser anteriormente a toda especificación de
facultades y por tanto antes de ser virtud (moral) de la voluntad.
Aunque Dios no ha esperado el momento de la Encarnación – Muerte –
Resurrección de Cristo para comunicar su amor a la Humanidad, lo ha
realizado, en todo el curso de la Historia, en virtud de la muerte y
resurrección de Cristo eternizada en su gloria . Pues desde esa plenitud de
Cristo glorificado lo ha creado todo.
Nunca se encuentra el hombre reducido a su condición natural. Todo hombre
está movido por ese amor interno lo sepa o no lo sepa .
Es un error creer que ante el mandato de amar lo primero que se da es una
decisión del hombre. Realmente lo primero es el amor de Dios derramado
en nuestro corazón y por este amor el hombre puede responder al amor de
Dios con amor a Dios y al prójimo.
2.2 Lo primero y principal es amar a Dios
Por ser Dios amor, el Infinito y Eterno Bien y fuente de todos los bienes:
Debe ser amado en primer lugar sobre todas las cosas y reconocerle como
fundamento y centro de la vida, y no debe amarse ninguna cosa o persona de
una manera incompatible con el amor a Dios.
Todo debe ser amado por Dios y para Dios, por el valor que tiene ante Dios,
como Dios lo ama.
2.3 No es verdad que el amor a Dios sea idéntico al amor al prójimo
El amor a Dios es incomparable con las demás formas de amor por muchas
razones: pues se dirige a Dios, el Señor absoluto, todo poderoso, e
infinitamente santo.
2.4 Tampoco es verdad que el amor al prójimo es la única forma de actualizar
el amor a Dios .
Se malinterpretan las palabras de Cristo “ el que me ama cumplirá mis
mandamientos ”, cuando se reduce el amor a la obediencia. El que esta
obediencia sea imprescindible piedra de toque del amor a Dios, y el que sea
también su expresión esencial no debe inducirnos a pensar que este sea el
único tema del amor a Dios:
Hay otros temas en el amor a Dios además del amor al prójimo:
2.4.1 Existe también una entrega pura y amorosa a Dios de todo nuestro ser.
2.4.2 La imitación de Cristo no se atestigua sólo en el amor al prójimo, sino en
toda forma de moralidad, especialmente la humildad y la pureza .
2.4.3 Pero sobre todo también un amor directo a Cristo presente de un modo
especial en la Eucaristía como entregado por amor y pidiéndome amor,
como podemos ver en todos los santos:
Que consiste en una respuesta adorante a la belleza y amor infinito
de Dios.
2.4.4 Nuestro amor a Dios debe incluir una respuesta afectiva al amor de
Dios , con un trato íntimo con Dios en la meditación de los misterios de
Dios y de los misterios de la vida de Cristo (el Hijo de Dios encarnado).
La meditación debe ser tratar de amistad con Aquel que sabemos
nos ama (decía Sta. Teresa).
Esto es: trato íntimo con Dios en Cristo que sabemos nos ama .
3.- EL SEGUNDO MANDAMIENTO ES SEMEJANTE AL PRIMERO: AMARÁS AL
PRÓJIMO COMO A TI MISMO
El amor a Dios y el amor al prójimo se incluyen mutuamente, hay entre ellos una
implicación mutua:
3.1 El amor a Dios implica en sí mismo el amor a los hombres
Porque el Dios amado por el hombre es el Dios amor, es decir, el Dios que existe
en la actitud de amar a los hombres en su Hijo, Cristo . Por lo cual al amar a
Dios ama a los hombres amados por Dios.
En el mismo acto de identificarse en el amor con el Dios-Amor, el hombre incluye
en su amor a los hombres.
Por tanto el amor al prójimo no es sólo una obra exigida por Dios. Ni es suficiente
decir que el amor a Dios conduce o dispone al amor al prójimo , y que éste es sólo
una mera consecuencia del amor a Dios, he dicho que al amor a Dios implica en sí
mismo el amor al prójimo .
3.2 El amor verdadero al prójimo implica el amor a Dios como último fundamento
El verdadero amor es una relación interpersonal; implica amar al otro no como un
objeto sino como una persona.
El valor del otro como persona se funda en un valor personal superior a él y a mí,
común a él y a mí, que es Dios. Dios es el creador del ser personal del hombre.
Por su conciencia y libertad, que constituyen el valor de la persona humana,
cada hombre es imagen de Dios, creado por Dios, y al reconocer el valor del
hombre como imagen de Dios se reconoce el amor mismo de Dios creador del
hombre a su imagen y semejanza .
Por eso aún en la ausencia de un conocimiento expreso de Dios, la actitud
permanente de amor sincero a los hombres es un encuentro con el Dios
desconocido.
Este amor a Dios, implícito en el amor al prójimo llega a la plenitud de la opción
humana , cuando se conoce su fundamento, el que acabo de explicar.
3.3 El amor al prójimo es semejante a nuestro amor a Dios
1) Porque ambos tienen el mismo fundamento y origen, el amor de Dios que
nos ha amado primero.
2) También tiene el mismo término, pues el amor al prójimo es amar a Dios en
Cristo en uno de sus miembros.
3.4 El amor a Dios se hace efectivo en el amor al prójimo
El amor al prójimo inseparablemente incluido en el amor de Dios no es
solamente expresión del amor de Dios sino su cumplimiento efectivo.
Porque el hombre no es interioridad pura sino interioridad encarnada. Su
corporeidad no es mera expresión de su espíritu sino la concreción intrínseca
de su espiritualidad finita. Espíritu y cuerpo son dimensiones totales
constitutivas de la unidad del hombre.
Así es el hombre; y así está llamado a realizarse en las decisiones de su
libertad.
Su opción ante Dios exige su cumplimiento en la unidad de lo espiritual-
corpóreo, es decir en su relación a los hombres y al mundo, en la
transformación del mundo al servicio de la comunidad humana; en la lucha por
la justicia, en la transformación de las estructuras sociales.
Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios no podré conseguir
reconocer en el prójimo la imagen divina; y si en mi vida omito del todo la
relación al otro, queriendo sólo cumplir con mis deberes religiosos, se
marchitará mi relación con Dios, y será una relación sin amor; sólo el servicio al
prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama.
Padre Manuel Benito Fernández