Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 26, Lunes
------------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y de occidente
* El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria. * El más pequeño de vosotros
es el más importante
Textos para este día:
Zacarías 8,1-8:
En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: "Así dice el Señor de los
ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor:
Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel,
y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los
ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas,
hombres que, de viejos, se apoyan en bastones. Las calles de Jerusalén se llenarán
de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los
ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también
imposible a mis ojos? -oráculo del Señor de los ejércitos-. Así dice el Señor de los
ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los
traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su
Dios con verdad y con justicia."
Salmo 101:
Los gentiles temerán tu nombre, / los reyes del mundo, tu gloria. / Cuando el Señor
reconstruya Sión, / y aparezca en su gloria, / y se vuelva a las súplicas de los
indefensos, / y no desprecie sus peticiones. R.
Quede esto escrito para la generación futura, / y el pueblo que será creado alabará
al Señor. / Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, / desde el cielo se
ha fijado en la tierra, / para escuchar los gemidos de los cautivos / y librar a los
condenados a muerte. R.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros, / su linaje durará en tu presencia, / para
anunciar en Sión el nombre del Señor, / y su alabanza en Jerusalén, / cuando se
reúnan unánimes los pueblos / y los reyes para dar culto al Señor. R.
Lucas 9,46-50:
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y
les dijo: "El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge
a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más
importante."
Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en
tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir." Jesús le
respondió: "No se lo impidáis; el que no está contra vosotros, está a favor vuestro."
Homilía
Temas de las lecturas: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y de occidente
* El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria. * El más pequeño de vosotros
es el más importante
1. El Dios que vence los imposibles
1.1 La frase central de la primera lectura es esta: "Aunque esto les parezca
imposible a los sobrevivientes de este pueblo, ¿acaso va a ser imposible para mí?"
1.2 La verdad es que los seres humanos sólo podemos imaginar el futuro como un
modo de prolongación del pasado. Eso cuadra bien con nuestra capacidad de seres
racionales pero ciertamente no cuadra con las razones de Dios, que a menudo
trascienden nuestros estrechos marcos de referencia. La enseñanza básica de hoy
es que el futuro no es sólo la consecuencia del pasado pues nuestro Dios es
Creador y es Soberano. Creer en este Dios es creer que no hay medida que lo mida
a Él.
1.3 Tradicionalmente se llama "omnipotencia" a esa cualidad divina. Pero no
debemos imaginar la omnipotencia como una prolongación o realización de
nuestros deseos de poder. La omnipotencia no es una vara mágica con la que Dios
se da gusto, o juega o adquiere lo que le hace falta, pues su alegría propia en nada
está fuera de su ser, y él mismo de nada carece. Su omnipotencia es la expresión
de lo que hemos dicho: es soberano, y su amor es tan grande como su sabiduría,
que es tan grande como su poder.
2. Los Niños y Jesús
2.1 El evangelio de hoy recoge una escena que fue recogida en más de una versión
en los textos que los evangelistas han hecho llegar a nosotros: Jesús presenta a un
niño como ejemplo de lo que significa disponerse para el Reino, es decir, preparar
el terreno para que Dios reine.
2.2 Sabemos que los niños del tiempo de Nuestro Señor tenían una vida bien
diferente de la de los niños de ahora. En aquella época eran despreciados como
gente que consume, pone problemas y no aporta mucho ni en conocimientos, ni en
fuerza, ni en trabajo. Jesús toma como modelo a esos "descartados" para decir dos
cosas. Primera, que recibir a un despreciado es recibir al mismo Jesús. Por lo
mismo, el que busca ser "más" y para eso humilla a los que son "menos" jamás
entenderá el Evangelio. En segundo lugar, en dónde está la verdadera grandeza:
quien descubre este "secreto" del Evangelio es realmente grande y trae los cambios
verdaderamente grandes.
3. Sentido Cristiano de la Tolerancia
3.1 Las lecturas del evangelio de hoy incluye al final un tema distinto. Debemos
decir, sin complejos ni arrogancias, que hay un sentido cristiano de la tolerancia.
Así por ejemplo nos enseña el Concilio Vaticano II en su Decreto sobre la Libertad
Religiosa, n. 2.
3.2 "Declara este Concilio Vaticano que la persona humana tiene derecho a la
libertad religiosa. Libertad, que consiste en que todos los hombres han de ser libres
de toda coacción por parte de individuos, grupos sociales o cualquier poder
humano, de tal modo que en materia religiosa nadie sea obligado a obrar, contra su
conciencia, mas que tampoco sea impedido, dentro de los debidos límites, para
obrar en conformidad con ella, ya solo ya asociado con otros, tanto privada como
públicamente. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa se funda
radicalmente en la dignidad misma de la persona humana, tal cual se conoce por la
palabra de Dios y por la razón misma. Derecho a la libertad, en la persona humana,
que de tal modo ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad
que se le considere como un derecho civil.
3.3 "Por su propia dignidad, todos los hombres, en cuanto que son personas, esto
es, dotados de inteligencia y libre voluntad, y, por ello, dotados de responsabilidad
personal, se sienten movidos por su propia naturaleza y por obligación moral a
buscar la verdad, en primer lugar la que corresponde a la religión. También están
obligados a adherirse a la verdad, una vez conocida, y a ordenar toda su vida según
las exigencias de la verdad. Mas los hombres no pueden en modo alguno cumplir
dicha obligación, en conformidad a su naturaleza, si no gozan de libertad
psicológica al mismo tiempo que de la inmunidad de coacción externa. Luego el
derecho a la libertad religiosa no se funda en una exigencia subjetiva de la persona,
sino en su misma naturaleza. Por esto, el derecho a tal inmunidad subsiste pleno
aun en los que no cumplen con su obligación de buscar la verdad y de adherirse a
ella; y su ejercicio no puede impedirse, siempre que se guarde el justo orden
público".