Comentario al evangelio del Viernes 27 de Septiembre del 2013
“Estando una vez orando a solas…” ¡Cuánto nos gustaría asomarnos a esa intimidad de Jesús con el
Padre en la oración! Por la pregunta que dirige a los discípulos, da a entender que el tema de la oración
era cómo estaba reaccionando la gente de Galilea a sus enseñanzas.
Jesús quiere cumplir con fidelidad la voluntad del Padre de reinar en medio de su pueblo. Ese
apremiante deseo lo hace caminar de sinagoga en sinagoga, “recorría toda Galilea proclamando que el
Reino de Dios está cerca”, dice el texto.
Jesús es humano y quiere ver los frutos de sus esfuerzos.
¿Habían comprendido las multitudes lo que habían visto y oído de Él? ¿Dónde están, qué hacen, a qué
se dedican tantos que lo han escuchado? ¿En qué ha mejorado el ambiente de aquellas comunidades
rurales después de escuchar su palabra y de ver sus milagros? Muchas preguntas, ciertamente.
Se hace presente seguramente también en su oración aquella variedad de opiniones tan diversas acerca
de quién es Él. La gente lo identifica sin más con algún personaje famoso del pasado, pero a Él no lo
han reconocido todavía, por eso pregunta directamente a sus discípulos:
-“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”
Hoy también el debate sobre Jesús sigue más abierto que nunca, jaleado además por los más variados
intereses y al servicio de una audiencia que no conoce fronteras gracias a la globalización. Hablar de
Jesús siempre suscita interés. Él no deja a nadie indiferente, porque su palabra, su persona toca las
fibras más profundas del corazón humano.
¿Quién soy yo para ti, querido amigo, querida amiga?, nos pregunta Jesús ahora al terminar de leer este
texto.
C.R.