Lecturas Témporas de petición y acción de gracias (5 de Octubre)
Pedid y recibiréis
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del Deuteronomio 8, 7-18:
Habló Moisés al pueblo, diciendo: -«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la
tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y
la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de
olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás
de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas, y de cuyos montes sacarás cobre,
entonces comerás hasta hartarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra
buena que te ha dado.
Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos,
mandatos y decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y
las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y
abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó
de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y
terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó
agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un
maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el
bien al final.
Y no digas: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. “
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas
riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.»
Salmo: 1 Cro 29, 10. R. Tú eres Señor del universo.
Tuyos son, Señor,
la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 17-21
Hermanos:
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha
comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos
encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin
pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la
reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo
os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os
reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro
pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien
pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de
vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le
dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que
le piden!»
II. Compartimos la Palabra
No te olvides del Señor tu Dios
Llega el momento de agradecer al Señor, todos los dones con que nos regala, y
pedirle por nuestras necesidades.
En la primera lectura, Moisés, viendo próximo el fin de la peregrinación por el
desierto, exhorta a los israelitas diciéndoles: cuando llegues a la tierra
prometida, donde son abundantes las fuentes y los veneros, donde hay
abundancia de trigo, cebada, viñas, higueras, etc., donde no tendrás que
racionarte el pan, donde el ganado pastará con abundancia, donde los montes
son ricos en metales y en materias valiosas; no pienses que todo esto los has
conseguido tu con tu trabajo. No olvides al Señor tu Dios.
Recuerda el tiempo en que anduviste por el desierto maldito, donde no había ni
gota de agua, y el Señor te la facilitó, que te alimentó con el maná, que no
conocían tus padres, para afligirte y probarte y hacerte el bien al final.
Acuérdate siempre del Señor, que es quien te da la fuerza y los medios para
crear la riqueza, y se siempre agradecido con el Señor.
No debemos jamás arrogarnos la causa del éxito o de las riquezas, pensemos,
como el salmista, que: “Tuyos son Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el
esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. De ti viene
la riqueza y la gloria”.
Por eso, reconociendo que no tenemos ningún mérito propio, San Pablo, en la 2ª
carta a los Corintios, nos dice que con Cristo, todo lo antiguo ha pasado, somos
criaturas nuevas y que todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo, nos
reconcilió consigo y nos encarga el ministerio de la reconciliación. Pues el que no
había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestros pecados.
Pedid y recibiréis
En el evangelio de Mateo, nos relata el momento que Jesús, dirigiéndose a sus
discípulos, los incita a orar y pedir al Padre por sus necesidades.
Jesús lo explica de forma diáfana: “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis,
llamad y se os abrirá” y les asegura que “el que pide recibe, el que busca,
encuentra, y al que llama se le abre”.
Después, Jesús, para que lo entiendan bien, les pone ejemplos de la vida
corriente.
¿Cómo nosotros, a nuestros hijos, vamos a darles algo malo, si nos piden
comida y está a nuestro alcance?
Pues si nosotros, que no somos perfectos, sabemos dar a nuestros hijos lo que
es bueno y necesario, cuanto más nuestro Padre Celestial, que es perfecto y
bueno, nos favorecerá con lo que necesitemos, si es bueno para nosotros.
Debemos, pues, agradecer a Dios, todos aquellos dones, con que nos beneficia.
Nosotros el único mérito que tenemos y sabemos completar, con nuestro
esfuerzo, todas las cosas buenas y necesarias con que Dios nos favorece y nos
bendice.
Como dice el refrán castellano “es de bien nacidos ser agradecidos”, como no
vamos a agradecer a Dios nuestra vida, nuestro ser y sentir y todo aquello que
nos rodea.
D. José Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)
Con permiso de dominicos.org