CICLO C
TIEMPO ORDINARIO
VII DOMINGO
Hoy en el evangelio Jesús nos propone a Dios nuestro Padre como origen, modelo y
meta de bondad, misericordia y compasión. Dios es bueno con todos. Es cariñoso
con todas sus criaturas. Siempre dispuesto a la misericordia y al perdón. Jesús nos
da unas normas muy concretas de comportamiento, para ser como nuestro Padre
Dios y parecernos a Él en nuestra manera de actuar.
El evangelio de este domingo contiene una de las expresiones más típicas y fuertes
del mensaje de Jesús: "Amad a vuestros enemigos". Lanzada al inicio de su vida
pública, es como un manifiesto inicial de su mensaje así como de los sentimientos
profundos del cristiano en orden a sus actuaciones, sus criterios y sentimientos.
“El amor a los enemigos constituye el núcleo de la "revolución cristiana", revolución
que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La
revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos
humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin
reservas en su bondad misericordiosa…Esta es la novedad del Evangelio, que
cambia el mundo sin hacer ruido” (Benedicto XVI).
Esta enseñanza de Jesús era una novedad que ponía de manifiesto el amor con el
que Dios nos ama y que el Señor la expresa en dos sentencias: “tratad a los demás
como queréis que ellos os traten”, y “sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo”. Cristo nos revela el gran amor de Dios nuestro Padre: “que es bueno
con los malvados y desagradecidos” (Evangelio).
Así el cristiano será hijo del Altísimo (Evangelio). Por el bautismo somos hijos de
Dios en el Hijo eterno de Dios, “el hombre celestial” (segunda lectura). “En Cristo y
por Cristo, se hace también particularmente visible Dios en su misericordia… él
mismo la encarna y personifica. El mismo es, en cierto sentido, la misericordia”
(Juan Pablo II). Se nos ha dado el ser filial de Cristo, hemos de tener los
sentimientos propios de Cristo Jesús.
“Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”. Es la Regla de Oro, que en
la sabiduría popular se expresa de forma negativa: “No hagas a los demás lo que
no quieres para ti”. Así la formula siempre el Antiguo Testamento. Está presente en
todas las religiones y culturas como principio moral general. Es la base de la
formulación de los derechos humanos. Por primera vez aparece escrita en el
Imperio Medio egipcio y en Grecia se entendió como ética de la reciprocidad. Su
universalidad sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de la
naturaleza humana. De hacho San Agustín dice que la Regla de Oro ha sido inscrita
por Dios en el corazón humano.
Jesús asume la Regla de Oro en el marco del Sermón de la Montaña (Sermón del
llano en San Lucas) y de las bienaventuranzas. Por tanto, en el contexto del
mandamiento del amor, que incluye el perdón y el amor al enemigo.
MARIANO ESTEBAN CARO