EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que
ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me
rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
Comentario del Evangelio por:
Beato Juan Pablo II (1920-2005), papa
Encíclica “Redemptoris missio”, § 38-39 (trad. © Libreria Editrice
Vaticana)
«El que os escucha a vosotros a mí me escucha ; el que os rechaza a
vosotros a mí me rechaza »
Nuestro tiempo es dramático y al mismo tiempo fascinador. Mientras por un lado
los hombres dan la impresión de ir detrás de la prosperidad material y de
sumergirse cada vez más en el materialismo consumista, por otro, manifiestan la
angustiosa búsqueda de sentido, la necesidad de interioridad, el deseo de aprender
nuevas formas y modos de concentración y de oración. No sólo en las culturas
impregnadas de religiosidad, sino también en las sociedades secularizadas, se
busca la dimensión espiritual de la vida como antídoto a la deshumanización… La
Iglesia tiene un inmenso patrimonio espiritual para ofrecer a la humanidad: en
Cristo, que se proclama «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6).
La Iglesia debe de ser fiel a Cristo; ella es su cuerpo y recibe la misión de hacerle
presente. Es necesario que “siga el mismo camino que Cristo, el camino de la
pobreza, de la obediencia, del servicio y de la inmolación de sí hasta la muerte, de
la cual salió victorioso por su resurrección” (Vaticano II, AG 59). Así pues, la Iglesia
debe hacer todo lo posible para realizar su misión en el mundo y llegar a todos los
pueblos; tiene también el derecho, concedido por Dios, de llevar a cabo la
realización de su plan. La libertad religiosa, a veces todavía limitada o restringida,
es la condición y la garantía de todas las libertades que fundamentan el bien común
de las personas y de los pueblos. Es de desear que se conceda a todos y en todo
lugar la verdadera libertad religiosa… Se trata de un derecho inalienable de toda
persona humana.
Por otra parte, la Iglesia se dirige al hombre en el respeto total hacia su libertad;
la misión no restringe la libertad sino que la favorece. La Iglesia propone; no
impone jamás; respeta a las personas y a las culturas, y se detiene ante el altar de
la conciencia. A los que, bajo diversos pretextos, se oponen a su actividad
misionera, la Iglesia les repite: “¡Abrid las puertas a Cristo!”
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”