XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO C
Ha 1, 2-3; 2, 2-4; Sal 94; 2Tm 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-1
Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe» El Señor dijo: «Si tuvierais fe
como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate
en el mar”, y os habría obedecido.» "¿Quién de vosotros que tiene un siervo arando
o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: 'Pasa al momento y ponte a la
mesa?' ¿No le dirá más bien: 'Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme y
luego que yo haya comido y bebido comerás y beberás tú?' ¿Acaso tiene que dar
las gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron? De igual modo vosotros,
cuando hayáis hecho todo lo que os mandaron, decid: No somos más que siervos;
sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer."
La semana pasada el evangelio terminaba con la frase: "...si no creen en Moisés y
los profetas aunque un muerto resucite no creerán...", en tal sentido se hacía
referencia a las palabras de San Pablo cuando dice: "...cómo creerán en aquel que
no se les ha predicado...»; por ello la urgencia y necesidad de que la Iglesia
continúe cumpliendo con fidelidad y celo la misión que le encargó Cristo, su
fundador: anunciar a todos los hombres el evangelio, no solamente con la Palabra
sino primordialmente con el testimonio de la propia vida.
El Profeta Habacuc, en la primera lectura de este domingo se lamenta ante el Señor
porque observa el aparente triunfo del mal en el pueblo, castigado por medio del
invasor y esclavizado por una vida escandalosa. ᆱ… ¿Hasta cuándo clamaré,
Señor...? (...). ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias
y catástrofes...?...», dice el Profeta. El Señor le responde con una visión en la que
le invita a la paciencia y a la esperanza, pues llegará el día en que los malos serán
castigados, por no tener un alma recta, ᆱ…pero el justo vivirá por la fe…ᄏ, aquí se
nos renueva la promesa.
Aun cuando muchas veces nos pueda parecer que triunfa el mal y que quienes lo
llevan a cabo viven como si Dios no existiera, a cada uno le llegará su día, en el
cual saldrá vencedor quien ha mantenido fidelidad al Señor. Esto es parte del
misterio y del don de vivir la fe, porque solo alcanzando este don podemos tener la
apertura a Dios, que nos llama cada día y en cada momento a vivir como hijos
suyos confiados en que se haga su voluntad sobre nuestra vida, dice el Salmo 16:
ᆱ…yo me saciaré de tu semblante…ᄏ.
Podemos enlazar esta primera lectura con el evangelio, ya que el profeta Habacuc
dice concretamente: «...que el justo vivirá de la fe...», y los apóstoles piden:
«...Señor: auméntanos la fe...». ¿Estas palabras significarán que los discípulos ya
tenían fe y querían creer más, o que habían descubierto que no tenían fe y la
estaban pidiendo? Recordemos que en ocasiones el Señor llama a los apóstoles
ᆱ…hombres de poca fe…ᄏ, porque la fe es un encuentro con el Dios vivo, con el
Dios de la alianza.
Hay muchos episodios en el evangelio que expresan la fe vivencial en Cristo, fe que
es abandono, obediencia y disponibilidad. Así tenemos en el evangelio de Mateo, el
pasaje del centurión que dice: «...basta que lo digas de palabra y mi siervo quedará
sano...»; o el pasaje del leproso que le pide a Cristo: «...Señor, si quieres, que
quede limpio...». Cristo que se ha despojado de sí mismo y se ha hecho hombre
como nosotros, se ha hecho siervo de nosotros porque ha amado la voluntad del
Padre. San Pablo tiene una frase muy elocuente al respecto, cuando dice: «... pues
llevamos este tesoro en vasos de barro...», porque él sabe, concretamente, que la
vida nueva, de la cual participa, es un don de la fe en Cristo Jesús, y que si no
vivimos en esta fe nuestra vida solamente es barro.
San Beda nos dice: ᆱ…Somos siervos porque hemos sido comprados a buen precio
(1Cor 7); inútiles porque el Señor no necesita de nuestras buenas acciones (Sal
15,2), o porque los trabajos de esta vida no son condignos para merecer la gloria
(Rom 8,18). Así la perfección de la fe en los hombres consiste en reconocerse
imperfectos después de cumplir todos los mandamientos…ᄏ. Porque nuestras dudas
de fe, nuestra incredulidad, provienen muchas veces de que dentro de nosotros
mismos no hay un radical abandono, ni confianza plena, en las promesas de Dios
manifestadas en Cristo, o porque condicionamos nuestra fe a que se realice aquello
que nosotros pensamos que Dios tendría que hacer por nosotros, nuestros planes, y
por consiguiente no existe abandono y confianza radical en Cristo.
Cuando San Pablo exhorta a Timoteo a mantenerse firme en la vocación recibida y
a llenarse de fortaleza para proclamar la verdad sin temores: ᆱ…Aviva el fuego de
la gracia de Dios...; porque Dios nos ha dado su espíritu. Por eso pidamos al Señor
que nos ayude a no tener miedo, que Él purifique nuestra fe y nos ayude, para que
así como Cristo, que se despojó de sí mismo para abandonarse plenamente en las
manos de su Padre, nuestra fe también pueda ser un vaciarnos de nosotros mismos
para vivir creyendo en las promesas y en la fidelidad de Dios.
El poder decir: ᆱ…siervos inútiles somos…ᄏ significa reconocer y darle su lugar a
Dios en nuestra vida, y que Él la lleve a cabo, como dice el salmista: ᆱ…Tú llevas a
cabo todas nuestras obras…ᄏ. Según el texto del evangelio hay que poner a Dios
como el Señor de la Vida.
Pbro. Oscar Balcázar Balcázar