Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 27, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Mirad que llega el día, ardiente como un horno * Dichoso
el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. * Pedid y se os dará
Textos para este día:
Malaquías 3,13-20a:
"Vuestros discursos son arrogantes contra mí -oráculo del Señor-. Vosotros
objetáis: "¿Cómo es que hablamos arrogantemente?" Porque decís: "No vale la
pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué
andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos
parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan
impunes."
Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí: "El Señor atendió y los escuchó."
Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que
honran su nombre. Me pertenecen -dice el Señor de los ejércitos- como bien propio,
el día que yo preparo. Me compadeceré de ellos, como un padre se compadece del
hijo que lo sirve. Entonces veréis la diferencia entre justos e impíos, entre los que
sirven a Dios y los que no lo sirven. Porque mirad que llega el día, ardiente como
un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir
-dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que
honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas."
Salmo 1:
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, / ni entra por la senda de
los pecadores, / ni se sienta en la reunión de los cínicos; / sino que su gozo es la
ley del Señor, / y medita su ley día y noche. R.
Será como árbol / plantado al borde de la acequia: / da fruto en su sazón / y no se
marchitan sus hojas; / y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así; / serán paja que arrebata el viento. / Porque el Señor
protege el camino de los justos, / pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Lucas 11,5-13: Mirad que llega el día, ardiente como un horno * Dichoso el
hombre que ha puesto su confianza en el Señor. * Pedid y se os dará
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de vosotros tiene un amigo,
y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues
uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde
dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y
yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste
llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos
por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os
abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué
padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide
un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si
vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"
Homilía
Temas de las lecturas: Mirad que llega el día, ardiente como un horno * Dichoso
el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. * Pedid y se os dará
1. El Día Terrible
1.1 Pienso que el lenguaje de la primera lectura de hoy en una primera impresión
resulta lejano para nuestro tiempo. Lejano e incómodo. Muchos de nosotros hemos
aprendido tanto del amor de Dios y se nos ha enseñado tanto a rechazar como
"falso rostro" al Dios castigador, que nos rebelamos espontáneamente frente a ese
lenguaje de un día terrible de juicio que está por venir sobre el mundo.
1.2 Y por eso pienso que, así como para algunas personas es difícil aceptar la
ternura de Dios, es posible que nosotros nos estemos volviendo miopes o ciegos a
ciertos aspectos de la revelación bíblica que no niegan esa ternura pero que sí nos
recuerdan con cuánta intensidad ama Dios la justicia.
1.3 Miremos en efecto la altanería del mal cuando alcanza el poder. Miremos el
cinismo del que engaña al inocente, o la crueldad del que se burla del pobre.
Miremos al que hace de la religión un negocio para alimentar sus diversiones
repugnantes o sus bajas pasiones. Miremos al que justifica en nombre de Dios un
crimen o envía a muerte segura a quienes le apoyan. Miremos al ingrato que se
sacia en su habilidad para defraudar a otros, o miremos al que invoca sobre los
demás las fuerzas del demonio. Miremos todo eso, y preguntémonos si la SOLA
ternura tiene una palabra eficaz qué decir en todos esos casos.
1.4 Seamos sinceros y dejemos que hable el corazón, a ver si no esperaríamos
todos que al final hubiera justicia, a ver si no le damos razón a Malaquías cuando
nos invita a esperar que llegue ese momento en que el Señor diga: "Entonces verán
la diferencia entre los buenos y los malos, entre los que obedecen a Dios y los que
no lo obedecen...".
2. Insistir en la oración
2.1 Por su parte, el texto del evangelio nos invita a cultivar dos de las cualidades
propias de la verdadera oración: la confianza y la perseverancia.
2.2 Aparentemente estas dos virtudes de la oración se oponen: el que confía no
tendría que insistir mucho, y el que insiste en su punto de vista y en su ruego
parece que no se está abandonando realmente en el querer divino. Mas Cristo nos
llama a cultivar las dos cosas: confianza y perseverancia.
2.3 La confianza es como el motor, es la fuente, es el impulso. La perseverancia es
como el reconocimiento de que nuestra voluntad necesita prepararse para acoger la
voluntad divina. En el fondo, va unida a la humildad. Es propio del soberbio poner
condiciones: "ahora o nunca". El humilde, persevera.
2.4 Con otras palabras: el puente que une confianza y perseverancia se llama
"humildad". El humilde se vuelve niño que confía y se vuelve amigo que sabe que la
hora de su amigo será siempre la mejor hora.