EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
viernes 11 Octubre 2013
Viernes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario
Libro de Joel 1,13-15.2,1-2.
¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman, servidores del altar!
¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros de mi Dios! Porque se ha
privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación.
Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos
y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor.
¡Ah, que Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del Devastador como una
devastación.
¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa!
¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está
cerca!
¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la
aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte
como no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más
lejanas.
Salmo 9(9A),2-3.6.16.8-9.
Que mi alma alabe al Señor
y proclame todas sus maravillas...
En ti me alegraré y me regocijaré,
y cantaré a tu Nombre, oh Altísimo.
Has abatido a las naciones,
has hecho perecer a los malvados
y has borrado su nombre para siempre.
En la fosa que cavaron se han hundido los paganos
y su pie quedó atrapado en la trampa que escondieron.
Pero el Señor reina para siempre
y establece su trono para el juicio.
Gobernará la tierra con justicia
y juzgará con rectitud a las naciones.
Evangelio según San Lucas 11,15-26.
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas
va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como
ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan
los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que
el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus
posesiones están seguras,
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba
y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca
de reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'.
Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada.
Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí.
Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".
Comentario del Evangelio por :
Catecismo de la Iglesia Católica
§ 691-693; 699-700
El dedo de Dios
"Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquel que adoramos y glorificamos con
el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el
Bautismo de sus nuevos hijos (cf. Mt 28, 19).
El término "Espíritu" traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción
significa soplo, aire, viento. Jesús utiliza precisamente la imagen sensible del viento
para sugerir a Nicodemo la novedad transcendente del que es personalmente el
Soplo de Dios, el Espíritu divino (Jn 3, 5-8). Por otra parte, Espíritu y Santo son
atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas…
Jesús, cuando anuncia y promete la Venida del Espíritu Santo, le llama el
"Paráclito", literalmente "aquel que es llamado junto a uno", advocatus (Jn 14, 16.
26; 15, 26; 16, 7). "Paráclito" se traduce habitualmente por "Consolador", siendo
Jesús el primer consolador (cf. 1 Jn 2, 1). El mismo Señor llama al Espíritu Santo
"Espíritu de Verdad" (Jn 16, 13).
Además de su nombre propio, que es el más empleado en el libro de los Hechos y
en las cartas de los Apóstoles, en San Pablo se encuentran los siguientes
apelativos: el Espíritu de la promesa (Ga 3, 14; Ef 1, 13), el Espíritu de adopción
(Rm 8, 15; Ga 4, 6), el Espíritu de Cristo (Rm 8, 11), el Espíritu del Señor (2 Co 3,
17), el Espíritu de Dios (Rm 8, 9.14; 15, 19; 1 Co 6, 11; 7, 40), y en San Pedro, el
Espíritu de gloria (1 P 4, 14).
Los símbolos del Espíritu Santo (el agua, la unción, el fuego, la nube y la luz, el
sello y la paloma)
La mano. Imponiendo las manos Jesús cura a los enfermos (cf. Mc 6, 5; 8, 23) y
bendice a los niños (cf. Mc 10, 16). En su Nombre, los Apóstoles harán lo mismo
(cf. Mc 16, 18; Hch 5, 12; 14, 3). Más aún, mediante la imposición de manos de los
Apóstoles, el Espíritu Santo nos es dado (cf. Hch 8, 17-19; 13, 3; 19, 6). En la
carta a los Hebreos, la imposición de las manos figura en el número de los
"artículos fundamentales" de su enseñanza (cf. Hb 6, 2). Este signo de la efusión
todopoderosa del Espíritu Santo, la Iglesia lo ha conservado en sus epíclesis
sacramentales.
El dedo. "Por el dedo de Dios expulso yo [Jesús] los demonios" (Lc 11, 20). Si la
Ley de Dios ha sido escrita en tablas de piedra "por el dedo de Dios" (Ex 31, 18), la
"carta de Cristo" entregada a los Apóstoles "está escrita no con tinta, sino con el
Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del
corazón" (2 Co 3, 3). El himno Veni Creator invoca al Espíritu Santo como dextrae
Dei Tu digitus ("dedo de la diestra del Padre")
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”