XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Santa Madre Iglesia se somete a riguroso examen de conciencia.
Día mundial de oración por las misiones
La llegada del día de oración por las misiones es un día de fiesta en la Iglesia, pero
también un momento para hacer un examen de conciencia, pues nos recuerda que
si la Iglesia existe, es para evangelizar, y para hacer que el mensaje evangélico sea
patrimonio de la humanidad. Para llegar a este día, hay que estar muy pendientes
del mensaje que con toda oportunidad el Papa lanza a toda la Iglesia y al mundo. El
Papa actual, Francisco, tiene poco tiempo de haber llegado a este puesto de
servicio, y ya lanzó su mensaje. Sin embargo, desde el primer día de su mandato,
ha sido muy claro en lo que la Iglesia pide a los cristianos y lo que pide a todo el
mundo y lo que ella puede darle a nuestro mundo. Si pudiéramos hablar de
sectores en la Iglesia, el Papa pide que los cristianos puedan vivir su fe y su
entrega generosa, de manera que puedan brillar en el mundo por su entrega y su
servicio, pero con alegría y empeño renovados. Luego podemos hablar de los
cristianos que han olvidado su fe y viven una existencia anodina, sin color, sin
garra, acomodados a las circunstancias, revestidos de cierto mimetismo, es decir
llevados por las circunstancias, siendo de esos cristianos que no dejan huella, en
los cuales más bien el mundo les va dejando en su huella, su mentira, su falsedad
y su rencor. Para ellos tendríamos que hablar de una nueva evangelización. A ello
va destinado el Documento de Aparecida, en América, que lanza un llamado a vivir
en una perpetua campaña de evangelización. Podemos también hablar de los
cristianos que por la vertiginosa movilidad de nuestro mundo, se acercan a muchos
hombres y mujeres que o viven separados totalmente de su fe, o simplemente no
han oído hablar de la salvación obrada por Cristo Jesús. A ellos se les pide un
auténtico testimonio de fe, que haga que otras gentes encuentren el camino de
salvación. Recordemos que cuatro quintas partes de nuestra humanidad aún no
vibra con la salvación obrada por Cristo en lo alto de la cruz y reafirmada con
su resurrección.
Un sector de la Iglesia que tiene mayor relevancia el día de hoy, es el de los
cristianos perseguidos en el mundo. No se habla mucho de ello en los medios de
comunicación, pero es indudable que muchos cristianos son perseguidos hoy en el
mundo, principalmente en países de régimen islámico. Recordemos que en la
última revuelta en Egipto, varios cristianos murieron, y muchas comunidades
cristianas fueron atacadas, masacradas y sus edificios, iglesias, hospitales y
colegios fueron destruidos y quemados. Recordemos que las leyes que protegen
contra la conversión al cristianismo sin tremendamente exigentes y
discriminatorias.
Pero para todos los sectores de creyentes, el Papa nos recuerda a todos, a los
cardenales, a los obispos, a los sacerdotes y a todos los cristianos, la altísima
vocación misionera, el don encantador de la evangelización, aquello de Cristo:
“vayan por el mundo…” salgan de las Iglesias, salgan de los recintos sagrados,
vayan a la periferia, vayan a donde están los pobres, los marginados, a aquellos a
los que el mundo les ha negado todo, incluso la fe porque no hay misioneros para
ellos, “bauticen”… no de cualquier manera, háganlo en el nombre de la Trinidad, en
nombre de ese Dios que se manifiesta como Padre amoroso, que nos envía a su
Hijo como compañero, como amigo, como vecino, como hermano y sobre todo
como Salvador, “y háganlos vivir como yo les he mandado”, solidarios con su
mundo, con las necesidades de tantos hombres que viven en la pobreza, en la
marginación, en el silencio de la ignorancia y en la profunda soledad de una fe que
aún no les llega. Que sintamos el gozo de saber que hemos sido llamados a la obra
de santificación y de salvación de todos los hombres. Que los jóvenes sobre todo
sientan el llamado a dejarlo todo para llevar el Evangelio a esos vastísimos
continentes de Asia, de África de Oceanía, para que los países de antigua
cristiandad como en Europa puedan volver a brillar por fe, y que las iglesias
jóvenes de América, se apresten a dar de sus comunidades, lo mejor de lo mejor
para hacer posible en el menor tiempo posible, la llegada del día en que todos los
hombres conozcan y vivan según el mensaje salvador de Cristo Jesús.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
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