Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 28, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Pagará a cada uno según sus obras, primero al judío, pero
también al griego * Tú, Señor, pagas a cada uno según sus obras. * ¡Ay de
vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley!
Textos para este día:
Romanos 2,1-11:
Tú, el que seas, que te eriges en juez, no tienes disculpa; al dar sentencia contra el
otro te condenas tú mismo, porque tú, el juez, te portas igual. Todos admitimos
que Dios condena con derecho a los que obran mal, a los que obran de esa manera.
Y tú, que juzgas a los que hacen eso, mientras tú haces lo mismo, ¿te figuras que
vas a escapar de la sentencia de Dios? ¿O es que desprecias el tesoro de su
bondad, tolerancia y paciencia, al no reconocer que esa bondad es para empujarte
a la conversión? Con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando
castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios, pagando
a cada uno según sus obras. A los que han perseverado en hacer el bien, porque
buscaban contemplar su gloria y superar la muerte, les dará vida eterna; a los
porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia, les dará un
castigo implacable. Pena y angustia tocarán a todo malhechor, primero al judío,
pero también al griego; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien,
primero al judío, pero también al griego; porque Dios no tiene favoristismos.
Salmo 61:
Sólo en Dios descansa mi alma, / porque de él viene mi salvación; / sólo él es mi
roca y mi salvación, / mi alcázar: no vacilaré. R.
Descansa sólo en Dios, alma mía, / porque él es mi esperanza; / sólo él es mi roca
y mi salvación, / mi alcázar: no vacilaré. R.
Pueblo suyo, confiad en él, / desahogad ante él vuestro corazón, / que Dios es
nuestro refugio. R.
Lucas 11,42-46:
En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de
la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el
derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de
vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las
reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la
gente pisa sin saberlo!" Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo
eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también,
maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras
vosotros no las tocáis ni con un dedo!"
Homilía
Temas de las lecturas: Pagará a cada uno según sus obras, primero al judío, pero
también al griego * Tú, Señor, pagas a cada uno según sus obras. * ¡Ay de
vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley!
1. "La Ley es para todos"
1.1 Ese viejo refrán, "la ley es para todos", sí que se cumple en la primera lectura
de hoy.
1.2 Es posible que nos cueste trabajo dimensionar la carga de revolución que
contienen las palabras tan breves pero tan profundas del apóstol Pablo en ese
breve texto. Empezamos a comprenderlo cuando caemos en cuenta que su autor es
un judío. De hecho, un hombre que hasta entonces ha dado todas sus fuerzas, su
corazón, sus sueños a la causa del judaísmo en su versión más estricta y
abarcante: el fariseísmo.
1.3 Estamos acostumbrados a mirar el fariseísmo sólo desde la vertiente de las
críticas que Jesús hizo a la hipocresía farisaica, hasta el punto de que "fariseo" e
"hipócrita" son prácticamente sinónimos para nosotros. Mas el fariseísmo como tal
contenía una propuesta que puede describirse en términos positivos: la búsqueda
del Reino de Dios. Con la peculiaridad de ver este Reinado Divino como fruto del
perfecto cumplimiento de la Ley dada por Dios a los "mayores", y así entendida por
ellos. De este modo, ser fariseo se convertía en un proyecto que abarcaba todos los
aspectos de la vida, que quedaban reglamentados por los preceptos de Moisés y
por las meticulosas regulaciones de las tradiciones de esos "mayores". Y era aquí
donde la cosa se volvía insostenible, porque esa carga de exigencia totalizante y
detallada terminaba por volverse un fardo imposible de mover, y un dedo acusador
contra todo y contra todos, como lo muestra el Señor en el evangelio de hoy.
2. Todos culpables; todos llamados a conversión
2.1 Pues bien, Pablo había sido formado en ese régimen de exigencia radical y de
autosatisfacción en la idea de estar haciendo la voluntad de Dios, en contraste con
las desgracias y miserias de los demás seres humanos. O dicho de otro modo:
aunque es una tendencia muy humana creerse uno mejor que los demás, los
fariseos, en cuanto secta radicalísima del judaísmo, llevaban esa tendencia hasta su
último extremo.
2.2 Por eso nos maravilla la claridad y energía con que este "fariseo" fustiga la
dureza típica de los judíos al referirse a los paganos. Pablo, en el pasaje de hoy, no
está haciendo otra cosa que desenmascarando toda esa farsa a la que nos conduce
pretender que Dios reinará a base de nuestros solos esfuerzos por seguir normas
refinadas hasta la aberración del detalle. Pablo ha descubierto que hay una "ley"
que nos cobija a todos, y es la "ley" del pecado. De poco sirve alardear de una ley
sabia si no somos sabios en obedecerla.
2.3 Ahora bien, detrás de esa crítica hay un propósito más constructivo, que iremos
viendo en los siguientes pasajes de esta misma Carta. De lo que se trata, en
últimas, es que todos nos reconozcamos necesitados de Dios y de su gracia, para
que abramos con generosidad y confianza las puertas a Aquel que en verdad nos ha
amado.