Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 29, Martes
------------------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la
muerte. Cuanto más ahora vivirán y reinarán * Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad. * Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela
Textos para este día:
Romanos 5,12.15b.17-19.20b-21:
Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el
pecado la muerte, y la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si
por la trasgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios,
el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la
multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por
culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y
reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la
justificación.
En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno
traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron
en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos. Si creció
el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la
muerte, así también, por Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una
justificación que conduce a la vida eterna.
Salmo 39:
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides
sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
"-Como está escrito en mi libro- / para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y
llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: /
Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / digan siempre: "Grande es
el Señor" / los que desean tu salvación. R.
Lucas 12,35-38:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Tened ceñida la cintura y encendidas
las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la
boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al
llegar, los encuentre en vela; os seguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y
los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así,
dichosos ellos. "
Homilía
Temas de las lecturas: Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la
muerte. Cuanto más ahora vivirán y reinarán * Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad. * Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela
1. Dos que abundan
1.1 Sabemos que abunda el pecado. Es necesario que descubramos, guiados por la
Palabra y sostenidos por el Espíritu, que abunda la gracia. Porque es una herejía
desconocer la gracia, pero es otra desconocer su abundancia.
1.2 El pecado tiene un efecto multiplicativo, porque es extremadamente contagioso,
especialmente en lo que respecta a la soberbia, el egoísmo, la venganza, la mentira
y algunas otras culpas menos visibles pero más insidiosas y generalizadas.
1.3 Un caso típico es la soberbia. Es difícil resistir a un soberbio sin empezar a
engendrar en nosotros mismos soberbia. O el egoísmo: cuando nos sentimos
rodeados de gente individualista, rápidamente "aprendemos" a ocuparnos sólo de
nuestros propios intereses, repitiendo así el pecado de los que nos aíslan. Por esto
decimos que el pecado, sobre todo en estas versiones más profundas y menos
ostentosas, es muy contagioso
2. El contagio de la Gracia
2.1 Pero Pablo nos asegura que la gracia es contagiosa; que la vida nueva es
contagiosa; que el perdón es contagioso. Nos asegura incluso que todas estas
realidades nuevas, las que ha traído Jesús con su sacrificio de amor en la Cruz, son
más "contagiosas" o por lo menos más poderosas y abundantes que todo lo que el
pecado haya hecho o pueda hacer.
2.2 Es posible que nos cueste trabajo creerle a Pablo. Pero si lo pensamos bien,
creer que abunda la gracia no es más difícil que creer que existe. Su fuente es la
Cruz. Y la Cruz es, en una primera mirada, como una negación a toda esperanza, a
toda alegría, a toda confianza. Pero bien vista, es la fuente real de la esperanza, de
la alegría y de la confianza.
2.3 Eso quiere decir que para creer que hay abundancia de gracia simplemente hay
que mirar al mundo como una prolongación del misterio de la Cruz. Visto así, el
escenario desapacible y doloroso de las lacras que asoman ante nuestros ojos no es
otra cosa que el recordatorio perpetuo del amor que llevó a Jesús a derramar hasta
la última gota de su sangre por nosotros.