EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera
ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla
plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he
venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra
dos y dos contra tres:
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija
contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".
Comentario del Evangelio por :
Catecismo de la Iglesia católica
§ 696. 728-730
«He venido a prender fuego en el mundo»
Los símbolos del Espíritu Santo: el fuego. Mientras que el agua significaba el
nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza
la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que
«surgió como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha» (Sir 48,1), con su
oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo, figura del
fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista «que precede al
Señor con el espíritu y el poder de Elías» (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que
«bautizará en el Espíritu Santo y el fuego» (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá:
«He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese
encendido!». Bajo la forma de lenguas «como de fuego», como el Espíritu se posó
sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hch 2,3-4). La
tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más
expresivos de la acción del Espíritu Santo: «No extingáis el Espíritu» (1Te 5,19)...
Jesús no revela plenamente el Espíritu Santo hasta que él mismo no ha sido
glorificado por su Muerte y su Resurrección... Solamente cuando ha llegado la hora
en que él va a ser glorificado, Jesús promete la venida del Espíritu Santo, ya que su
Muerte y su Resurrección serán el cumplimiento de la Promesa hecha a los Padres:
el Espíritu de Verdad, el otro Paráclito, será dado por el Padre en virtud de la
oración de Jesús; será enviado por el Padre en nombre de Jesús; Jesús lo enviará
de junto al Padre porque él ha salido del Padre...
Por fin llega la hora de Jesús: Jesús entrega su Espíritu en las manos del Padre
en el momento en que por su Muerte es vencedor de la muerte, de modo que
«resucitado de los muertos por la Gloria del Padre» (Rm 6,4), en seguida da a sus
discípulos el Espíritu Santo dirigiendo sobre ellos su aliento (Jn 20,22).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”