EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 13,1-9.
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de
aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran
más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma
manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de
Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma
manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña.
Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera
y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor
de ella y la abonaré.
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".
Comentario del Evangelio por:
San León Magno (?-c. 461), papa y doctor de la Iglesia
20 sermón sobre la Pasión; SC 74 bis (trad. SC p. 245 rev.)
Si no os convertís
Esforcémonos en estar asociados a la resurrección de Cristo y pasar de la muerte a
la vida mientras todavía estamos en este cuerpo. Porque, para todo hombre, pasar
por una conversión, de cualquiera naturaleza que sea, pasar de un estado a otro,
significa el fin de algo – no ser más lo que era - y el comienzo de otro - ser lo que
no era. Pero es importante saber por qué se muere y para quién vive, porque hay
una muerte que hace vivir y una vida que mata.
Y es justamente en este mundo efímero, donde hay que buscar lo uno y lo otro; de
la calidad de nuestras acciones terrenas, dependerá la diferencia de las
retribuciones eternas. Muramos pues al diablo y vivamos para Dios; muramos al
pecado para resucitar a la justicia; qué desaparezca el hombre viejo para que nazca
el ser nuevo.
Ya que, según la palabra de la Verdad, "Nadie puede servir a dos señores" (Mt
6,24), tomemos como ejemplo no al que hace tropezar a los que están de pie para
llevarles a la ruina, sino al que ayuda a levantar a los que caen, para conducirles a
la gloria.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”