XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
«La Iglesia si no lleva a Jesús, muere»
Francisco continuó su catequesis sobre la Iglesia reflexionando sobre «María como
imagen y modelo de la Iglesia». «Lo hago –explicó – retomando una expresión del
Concilio Vaticano II. Dice la Constituci￳n “Lumen gentium”: “Como ense￱aba San
Ambrosio, la Madre de Dios es una figura de la Iglesia en el orden de la fe, de la
caridad y de la perfecta uni￳n con Cristo”ᄏ.«¿En qué sentido –se preguntó el Papa–
representa María un modelo para la fe de la Iglesia? Pensemos en quién era la
Virgen María: una chica judía que esperaba con todo su corazón la redención de su
pueblo. Pero en ese corazón de joven hija de Israel había un secreto que ella
misma desconocía: en el plan de amor de Dios estaba destinada a convertirse en la
Madre del Redentor. En la Anunciaci￳n, el Mensajero de Dios la llama “llena de
gracia”, y le revela este proyectoᄏ. Y María responde con un gran ᆱSíᄏ. Desde
entonces, su fe recibe una luz nueva: se concentra en Jesús, el Hijo de Dios que de
ella tomó la carne y en quien se cumplen las promesas de toda la historia de la
salvación». Es por ello que «la fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel, en
Ella está justamente concentrado todo el camino, todo ese camino del pueblo aquel
pueblo de fe que esperaba la redención». Es en este sentido que «es el modelo de
la fe de la Iglesia, que tiene como centro a Cristo, encarnación del amor infinito de
Dios».La Virgen vivió esta fe «en la sencillez de las miles ocupaciones y
preocupaciones cotidianas de cualquier mamá, como conseguir comida, ropa,
ocuparse de la casa... Justamente esta existencia normal de la Virgen fue el terreno
en el que se desarrolló una relación singular y un diálogo profundo entre ella y
Dios, entre ella y su Hijo»: El «Sí» de María, dijo el Papa, «perfecto al inicio, creció
hasta la hora de la Cruz. Y allí, su maternidad se dilata abrazándonos a cada uno de
nosotros, nuestra vida, para guiarnos hacia su Hijo». «Pensemos en esto», exhortó
el Pontífice.
María «es modelo de caridad, como vemos en la Visitación, pues ella no sólo ayuda
a su prima, sino que le lleva a Cristo, la perfecta alegría que viene del Espíritu y se
manifiesta en un amor oblativo. Es modelo también de unión con Cristo, sea en su
tarea cotidiana, sea en el camino de la cruz, hasta unirse a Él en el martirio del
corazón», subrayó el Papa Francisco alentando a dejarnos interpelar por la figura de
María, a preguntarnos si la vemos lejana; si acudimos a ella en la prueba; si somos
capaces, como ella, de amar dándonos totalmente. Y si nos sentimos unidos a
Jesús, según su ejemplo, en una relación constante o sólo nos acordamos de Él en
la necesidad.
Invito a todos – exhortó el Obispo de Roma– a pedir al Señor su gracia, de modo
que amemos cada vez más a María, Madre de la Iglesia.
+ Miguel Esteban Hesayne – Obispo
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