Comentario al evangelio del Miércoles 30 de Octubre del 2013
Queridos amigos:
¿Cuántas veces hemos escuchado frases del tipo: "Este no es de los nuestros" aplicada a inmigrantes
que aparecen en nuestra ciudad, a cristianos que no son de nuestra parroquia o movimiento, a hombres
y mujeres que escriben en periódicos que no son de nuestra devoción?
El "otro", en cuanto extraño, siempre nos produce desconcierto y a veces temor. Instintivamente
tendemos a estar con "los nuestros", con los de nuestra cuerda. Pero eso, que es tan normal, ¿qué gracia
tiene? Lo igual busca a lo igual. Pero el conocimiento y el amor sólo avanzan cuando se abren a lo
desigual, a lo otro. Así ha hecho Dios queriéndonos a nosotros. Si no reflejamos esto mismos, vendrán
"otros" que se sentará a la mesa en el Reino de Dios y nosotros seremos "echados fuera".
¿Serán pocos los que se salven? Jesús no responde a esta pregunta de un periodista aficionado que
encontró de camino hacia Jerusalén. Quien se cierra en lo suyo, en lo seguro, se pierde a sí mismo,
renuncia a aceptar la gracia que viene de fuera. Esta cerrazón es una condena.
Jesús, miembro de un pueblo que tendía a considerarse el elegido y a cerrarse en su propio orgullo,
siempre invita a abrir las puertas. Los que se abren a lo nuevo, a veces, sin caer en la cuenta, pueden
recibir a ángeles en su propia casa.
C.R.