EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 13,22-30.
Jesús iba
enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una
persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El
respondió:
"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán
entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se
pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé
de dónde son ustedes'.
Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en
nuestras plazas'.
Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen
el mal!'.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y
a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar
en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los
primeros y serán los últimos".
Comentario del Evangelio por:
Concilio Vaticano II
Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no
cristianas “Nostra Aetate”, 4
“Veréis a Abraham, Isaac y Jacob y todos los profetas en el reino de Dios”
Al investigar el misterio de la Iglesia, este Sagrado Concilio recuerda los vínculos
con que el Pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de
Abraham. Pues la Iglesia de Cristo reconoce que los comienzos de su fe y de su
elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y los Profetas, conforme al
misterio salvífico de Dios. Reconoce que todos los cristianos, hijos de Abraham
según la fe (Ga 3,7), están incluidos en la vocación del mismo Patriarca y que la
salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido
de la tierra de esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la
Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por
su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que
se nutre de la raíz del buen olivo en que se han injertado las ramas del olivo
silvestre que son los gentiles. Cree, pues, la Iglesia que Cristo, nuestra paz,
reconcilió por la cruz a judíos y gentiles (Rm 11,17s). y que de ambos hizo una sola
cosa en sí mismo (Ef 2,14s)..
La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del Apóstol Pablo sobre sus
hermanos de sangre, "a quienes pertenecen la adopción y la gloria, la Alianza, la
Ley, el culto y las promesas; y también los Patriarcas, y de quienes procede Cristo
según la carne" (Rom., 9,4-5), hijo de la Virgen María. Recuerda también que los
Apóstoles, fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así
como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el
Evangelio de Cristo.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”