EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 13,31-35.
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí,
porque Herodes quiere matarte".
El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios
y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un
profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus
alas a los pollitos, y tú no quisiste!
Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más,
hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
Comentario del Evangelio por :
Concilio Vaticano II
Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas
“Nostra Aetate”, 4
“Herodes te quiere matar”
Como afirma la Sagrada Escritura, Jerusalén no conoció el tiempo de su visita, gran
parte de los judíos no aceptaron el Evangelio e incluso no pocos se opusieron a su
difusión. No obstante, según el Apóstol, los judíos son todavía muy amados de Dios
a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación.
La Iglesia, juntamente con los Profetas y el mismo Apóstol espera el día, que sólo
Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola voz y "le
servirán como un solo hombre" (Soph 3,9).
Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos
y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo
conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los
estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno.
Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de
Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni
indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. Y, si
bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como
reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas
Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no enseñar nada que no esté conforme
con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la
predicación de la Palabra de Dios.
Además, la Iglesia, que reprueba cualquier persecución contra los hombres,
consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones
políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios, persecuciones y
manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos.
Por los demás, Cristo, como siempre lo ha profesado y profesa la Iglesia, abrazó
voluntariamente y movido por inmensa caridad, su pasión y muerte, por los
pecados de todos los hombres, para que todos consigan la salvación. Es, pues,
deber de la Iglesia en su predicación el anunciar la cruz de Cristo como signo del
amor universal de Dios y como fuente de toda gracia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”