EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros,
como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre,
y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de
beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno
que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron
de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y
no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento,
de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
Comentario del Evangelio por :
Afraates (¿- c. 345), monje, obispo cerca de Mossul
Las Orientaciones, nº 22, SC 359
Nuestros difuntos viven gracias a él
La gente piadosa, prudente y buena no vive asustada por la muerte por la gran
esperanza que tienen. Todos los días piensan en la muerte como si fuera un éxodo
y el día último en el que nacerán los hijos de Adán. El apóstol Pablo dice: “La
muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado, así
la muerte pasó a todos los hombres” (Rm 5, 14.12)... Así es como ella ha
alcanzado a todos los hombres desde Moisés hasta el fin del mundo. Sin embargo,
Moisés proclamó que su reinado sería destruido; la muerte pensaba tener
prisioneros a todos los hombres y reinar sobre ellos para siempre..., pero cuando el
Altísimo llamó a Moisés desde la zarza ardiendo, le dijo: “Yo soy el Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob” (Ex 3,6). Al escuchar estas palabras la muerte se
vio sacudida, tembló de temor y comprendió... que Dios es rey de muertos y de
vivos y que llegaría el tiempo en que los hombres escaparían a sus tinieblas. Y he
aquí que Jesús, nuestro Salvador ha repetido estas palabras a los saduceos
diciéndoles: “No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están
vivos” (Lc 20, 38)...
Porque Jesús ha venido como homicida de la muerte; se vistió de un cuerpo como
el de los descendientes de Abraham, estuvo clavado en la cruz y ha sufrido la
muerte. Esta comprendió que iba a bajar hasta ella. Temblando ha cerrado
fuertemente sus puertas, pero él rompió estas puertas, entró y comenzó a arrancar
a los que la muerte tenía retenidos. Los muertos, viendo la luz en medio de las
tinieblas, han sacado la cabeza fuera de su prisión y han visto el resplandor del Rey
Mesías... Y la muerte, viendo que las tinieblas comenzaban a disiparse y los justos
a resucitar, ha sabido que, al final de los tiempos, él se llevaría a todos sus cautivos
de las garras de su poder.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”