XXXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Miércoles
“El dinero y los bienes en el bolsillo, nunca en el coraz￳n”
I. Contemplamos la Palabra
Primera lectura: Romanos 13,8-10
“A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama tiene cumplido el
resto de la ley… Uno que ama a su pr￳jimo no le hace da￱o; por eso amar es
cumplir la ley entera”.
Evangelio: San Lucas 14,25.33
“En aquel tiempo se volvi￳ Jesús y les dijo: Si alguno se viene conmigo y no
pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos
y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no
lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío”.
II. Compartimos la Palabra
Endeudados de por vida
Los cristianos estamos endeudados de por vida. Nuestras cuentas vitales
siempre permanecen en números rojos. No en dinero, sino en amor. “A nadie le
debáis nada, más que amor”. Por mucho amor que demos, siempre estaremos
en deuda con los demás. No vale decir “he amado bastante a éste, al otro... ya
no tengo que amar más”. No. Siempre estaremos endeudados en el amor. Hay
que “amar hasta setenta veces siete”, siempre, como nuestro Maestro y Señor.
El amor es el resumen de la ley… y del seguimiento de Jesús. Lo central de Jesús
fue amarnos hasta el extremo. Tenemos que seguir sus pasos.
“El dinero y los bienes en el bolsillo, nunca en el coraz￳n”
Jesús no tiene nada en contra de los bienes de este mundo. Fueron creados por
Dios, y “vio Dios que eran buenos”. Lo que nos pide es que los coloquemos en el
lugar adecuado. Que los coloquemos en el bolsillo, en la cartera, y que los
empleemos en cubrir algunas de nuestras necesidades y las de los demás. Pero
que nunca los coloquemos en nuestro corazón. Allí debemos colocar a Dios,
nuestro Señor y Padre. Él debe ser el Rey de nuestro corazón, el que reine en él.
Él guiará nuestros apegos y desapegos, dirigirá nuestros pasos, moldeará
nuestros sentimientos. Nos hará amar como Él ama y a cuanto Él ama. Es lo que
nos pide Jesús en el evangelio de hoy: “El que no renuncia a todos sus bienes,
no puede ser discípulo mío”.
Fray
Manuel
Santos
Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)
Con permiso de dominicos.org