Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 31, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener
misericordia de todos * Que me escuche, Señor, tu gran bondad. * No invites a tus
amigos, sino a pobres y lisiados
Textos para este día:
Romanos 11,29-36:
Hermanos: Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro
tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido
misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la
misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró
a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué
insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la
mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él
le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos.
Amén.
Salmo 68:
Yo soy un pobre malherido; / Dios mío, tu salvación me levante. / Alabaré el
nombre de Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos, / buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. /
Que el Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos. R.
El Señor salvará a Sión, / reconstruirá las ciudades de Judá, / y las habitarán en
posesión. / La estirpe de sus siervos la heredará, / los que aman su nombre vivirán
en ella. R
Lucas 14,12-14:
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:
"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni
a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y
quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y
ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los
justos."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener
misericordia de todos * Que me escuche, Señor, tu gran bondad. * No invites a tus
amigos, sino a pobres y lisiados
1. La Sabiduría del Altísimo
1.1 San Pablo en la primera lectura de hoy nos invita a reflexionar sobre la
sabiduría divina, que desborda cuanto podemos decir de ella. Un autor del siglo IV
escribió con señalada inspiración sobre el conocimiento de Dios y sus planes.
1.2 Si alguien aleja un poco del cuerpo la facultad de conocer, si se libera de la
servidumbre de sus impresiones irracionales, y mira su alma desde arriba por
medio de una reflexión sincera y pura, ése verá claramente en su misma naturaleza
la caridad de Dios para con nosotros, y la voluntad del Creador hacia nosotros. En
efecto, por medio de esta reflexión encontrará que existe en el hombre el impulso
connatural e innato de un deseo que lo lleva hacia lo bello y lo excelente; y que
existe en su naturaleza el amor impasible y feliz de esta "Imagen" inteligible y
bienaventurada cuya imitación es el hombre.
1.3 Pero si el alma está despreocupada y no se mantiene en guardia contra sus
distracciones, una carrera errante, de una a otra de las cosas visibles y efímeras va
a seducirla y a encantarla. Con una pasión descabellada y un amargo placer la
arrastrará hacia un mal temible, que nace de las voluptuosidades de la vida, y que
engendra la muerte para cualquiera que se prenda de ellas.
1.4 Ahora bien, la gracia de nuestro Salvador concede, a aquellos que la reciben
con un ardiente deseo, un remedio salvífico para sus almas: el conocimiento de la
verdad. Por ella, la carrera errante que encantaba al hombre termina; el sentido
menospreciable de la carne se apaga; el alma es conducida hacia lo divino y hacia
su propia salvación por medio de la luz de la verdad: recibe la revelación del
conocimiento.
1.5 Este autor se llama Gregorio de Nisa, y puede leerse una parte de sus obras en
Internet aquí: http://www.mercaba.org/Tesoro/niseno_metadivina1.htm
2. La verdadera riqueza
2.1 El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de
nuestras riquezas. Leemos de un autor del siglo II de nuestra era lo que sigue.
2.2 El rico tiene realmente mucho dinero, pero con respecto al Señor es pobre,
arrastrado como anda tras su riqueza. Muy pocas veces hace su acción de gracias y
su oración ante el Señor, y aun cuando lo hace es con brevedad, sin intensidad y
sin fuerza para penetrar hasta lo alto.
2.3 Pero cuando el rico se entrelaza con el pobre y le proporciona lo necesario
creyendo que podrá encontrar en Dios la recompensa de lo que hubiere hecho por
el pobre—ya que el pobre es rico en la oración y en la acción de gracias, y sus
peticiones tienen gran fuerza delante de Dios—entonces el rico atiende al pobre en
todas las cosas sin reservas. Por su parte, el pobre, atendido por el rico, ruega por
él y da gracias a Dios por aquel de quien recibe beneficios. Y entonces el rico
todavía toma mayor interés por el pobre, para no hallarse falto de nada en su vida,
pues sabe que la oración del pobre es rica y aceptable delante de Dios.
2.4 De esta suerte, uno y otro llevan a cabo su obra en común: el pobre coopera
con su oración, en la que es rico, habiéndola recibido del Señor y devolviéndola al
mismo Señor que se la había dado. A su vez, el rico pone a disposición del pobre
sin reservas la riqueza que recibió del Señor. Es ésta una gran obra agradable a
Dios, con la que muestra que entiende el sentido de sus riquezas poniendo a
disposición del pobre los dones del Señor y cumpliendo rectamente el servicio que
el Señor le encomendara...
2.5 De esta forma, los pobres, rogando al Señor por los ricos dan pleno sentido a la
riqueza de éstos, y a su vez, los ricos, socorriendo a los pobres alcanzan la plenitud
de lo que falta a sus almas. Con ello se hacen unos y otros colaboradores en la obra
de justicia. Por tanto, el que así obrare no será abandonado de Dios, sino que
quedará escrito en el libro de los vivos. Bienaventurados los que tienen y entienden
que sus riquezas las tienen del Señor: porque el que entiende esto podrá cumplir el
servicio debido.
2.6 Este autor es Hermas, uno de los Padres de la Iglesia, y su única obra conocida
es "El Pastor". Puede leerse completa en Internet aquí:
http://www.mercaba.org/Tesoro/427-7.htm