Virtud inédita
Una de las características de la modernidad es su frialdad casi cruel. Lleva a la
indiferencia. Al qué meimportismo. La postmodernidad es una reacción a este estado de
invernadero. Suscita por el contrario, el sentimiento, el afecto, nos devuelve el corazón.
También la cara amable de Dios, su ternura: La pasión por el ser humano, la creación
entera, su acogida como puerta abierta a la misericordia.
El libro de la Sabiduría nos devela un rasgo esquicito de Dios: “Es el amigo de la vida”.
En Dios no puede haber ni sombra de muerte. Toda la creación proclama a voces, de
eco en eco, la presencia del Dios Viviente. La vida es el sacramento primero de Dios. Y
esta vida así creada, amada, defendida y cultivada se expresa con una actitud o gesto o
mirada que llamamos ternura.
Para decirlo con una palabra más cercana a nuestros afectos, el evangelio lo traduce en
sinfonía del corazón en una sola nota: Acogida. Zaqueo es acogido y acoge. La acogida
nos transforma, nos cambia la vida. Zaqueo primero se siente amado, perdonado,
reconciliado consigo mismo y luego con los demás hasta tender la mesa y abrir
manteles sin ninguna distinción. Sólo los mezquinos cierran las fronteras de su vida.
Hay muchas maneras hoy de destruir la vida, de esconderla, de aprisionarla. Zaqueo es
llamado a botar todo aquello que le está matando la vida: Egoísmos, corrupción,
avaricia, aquel deseo incontenible de acumular. Y cuando se ha sanado de todo esto
comienza su liberación que es su conversión: Comparte devolviendo lo que había
acumulado injustamente. Pareciera que la fe es un llamado primero a establecer la
justicia y ésta nos devuelve el rostro primigenio del Dios amor, ternura infinita.
Cochabamba 03.11.13
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com