“porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
Lc 19, 1-10
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. ¿QUIEN ERA ZAQUEO?
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado
Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. La escena es en la Jericó herodiana, a 3
kilómetros al sur de la vieja, que era la única habitada. Lucas es el único que narra
esta escena. A la fascinación que causan las riquezas, y que Lucas expuso en el
pasaje del joven que no “siguió” a Jesús por sus muchas riquezas, la conversión de
Zaqueo presenta un ejemplo en contrapartida. Es otro caso, aquí con hechos, del
tema de la misericordia de Jesús, tan destacado en los relatos de este evangelista.
Zaqueo, que significa “el puro,” “el justo,” o, si es abreviatura de Zacarías, “Dios se
acordó,” es presentado por este relato en dos caracteres íntimamente unidos entre
sí. Es “jefe de publícanos” y hombre “rico.”
Los publícanos eran los recaudadores de los impuestos de Roma a Israel. Por eso
eran aborrecidos por los judíos, como coautores de la dominación romana. La
autoridad de Roma admitía de éstos una cantidad alzada, y luego ellos podían
resarcirse en los cobros del pueblo. Ello dejaba un margen de abuso manifiesto en
los beneficios. Acaso por eso era “rico.” Máxime siendo “jefe” de los publícanos de
toda aquella zona de Jericó (cf. Lc 3:12-13). (Comentarios de la Biblia Nácar-
Colunga)
2. SITUARSE POR DONDE JESÚS HA DE PASAR
El buen deseo se ve en este hombre de “de baja estatura” por lo que se sube a
un árbol, y no tiene reparo en “correr” para situarse por donde Jesús ha de pasar;
“se adelant￳ y subi￳ a un sic￳moro para poder verlo”.
A su paso, Jesús lo miró, lo llamó, y dijo que bajase “pronto”, en esta palabra hay
un ansia espiritual de ganarle, “porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. El
“baj￳ rápidamente”. Este rasgo de este relato corresponde al ansia que Jesús
tiene de E9l. Y lo recibió en su casa “con alegría.” La murmuración judía no podía
faltar al ver que se hospedaba en la casa de un “pecador.” Esta palabra tenía para
ellos el sentido de un hombre inmerso en toda impureza “legal,” que aquí también
podía ser moral por su oficio.
Al escribir este fragmento, Lucas es rápido en la descripción de la escena. Pero va a
lo fundamental de los hechos. Zaqueo está convertido. El confiesa su satisfacción:
“Se￱or, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a
alguien, le doy cuatro veces más.” En la Ley se exigía el cuádruple en casos de
robo (Ex 21:37; 22:1). Pero en caso de fraudes sólo se exigía una quinta parte, a
más de la devolución o compensación de lo defraudado (Lev 5:24; Núm 5:6.7). En
el uso de esta época sólo estaba vigente la satisfacción de una quinta parte sobre lo
robado. (Comentarios de la Biblia Nácar-Colunga). Así, la oferta de Zaqueo es: la
primera, como una indemnización; y la segunda, un acto de generosidad muy por
encima de lo que la justicia exigía entonces
3. HOY TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA
“Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.
Nuevamente nos vuelve a asombrar la actitud de Jesús que toma la iniciativa. En
efecto, Zaqueo no le había pedido algo especial, él solo sencillamente gozaba de
una curiosidad por conocer a ese Jesús de quien probablemente había oído hablar.
Lo maravilloso es que Jesús se adelanta, es decir el se invita a sí mismo. Entonces
podemos asumir que Jesús quiere vivir con nosotros, él quiere entrar en nuestra
casa, permanecer en ella. Por tanto nos preguntamos ¿Le dejamos? “Estoy a la
puerta llamando; si alguno me oye y abre, entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo” (Ap 3,20). Jesús desea ante todo la intimidad con nosotros. Precisamente
porque hoy tengo que alojarme en tu casa, dice Jesús, es decir ahora.
4. SE HA IDO A ALOJAR EN CASA DE UN PECADOR
Y nos sigue maravillando Jesús, este relato rompe todas las barreras. Los fariseos
se reconocían los más cumplidores y los maestros espirituales de su pueblo, aún
más ello ni siquiera intentaban reunirse con los publicanos ni menos con los
pecadores públicos. Por tanto ellos nunca intentarían entrar en las casas de estos
publicanos y pecadores, porque temían contaminarse. Sin embargo Jesús se acerca
sin prejuicios, a pesar de las chismes de los fariseos.
5. Y JESÚS LE DIJO: HOY HA LLEGADO LA SALVACIÓN A ESTA CASA
Al contrario de los fariseos, Jesús no tiene temor de contaminarse por entrar en la
casa de este publicano y lo especial sucede al revés, Jesús contagia a Zaqueo la
salvación, porque donde entra el Salvador entra la salvación. Es así, como Zaqueo,
sorprendido por este amor gratuito e incondicional, lo recibió con alegría. Y es tan
grande el contagio, que Zaqueo cambia de vida. Lo extraordinario, es que él cambia
sin que Jesús le exija nada, ni tan siquiera le proponga. Zaqueo ha sido vencido por
la fuerza del amor. El que los fariseos daban por perdido, hasta el punto de no
acercarse a él, ha sido salvado. Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar
lo que estaba perdido.
6. YA QUE TAMBIÉN ESTE HOMBRE ES UN HIJO DE ABRAHAM
Con Jesús llegó a Zaqueo la “salud.” También él, aunque degradado por los fraudes
y malos negocios, era digno de ser hijo de Abraham: de la suerte de los judíos
dignos y rectos. Y, sin duda, también a toda su “casa”, lo mismo que antes
participarían de “riqueza de iniquidad.”
Y se hace ver que ésta era la misión de Jesús. Lo criticaban por “comer y beber con
los publícanos y pecadores” (Lc 15:1) y les respondió con las parábolas de la
misericordia. Y aquí se responde, aparte de los hechos, con destacar que ésta era la
misión del Hijo del hombre: “porque el Hijo del hombre vino a buscar y a
salvar lo que estaba perdido”. Esta sentencia de Jesús debe de provenir de otro
contexto. Pero es el complemento “sapiencial” al hecho de esta conversión. San
Ambrosio ve en Zaqueo un fruto maduro que cae del árbol a la primera sacudida
que le hace Jesús.
7. JESÚS ES UNA PRESENCIA QUE TRANSFORMA.
El maravilloso Jesús, invitado a un banquete donde al anfitrión le produce alegría,
lo motiva al desprendimiento, donde él regala la salud universal. Jesús es amigo de
pecadores, Jesús es una presencia que transforma.
En efecto, la mirada de Jesús transforma a los hombres, así lo hizo en Zaqueo. En
este publicano, alcanzamos a descubrir un fondo de buena voluntad. Es así, como
recaudador no rechaza el encuentro con Jesús, todo lo contrario lo busca y lo hace
con sinceridad. Por esa razón es recompensado por Jesús.
El Señor nos Bendiga< /o:p>
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Domingo XXXI Tiempo Ordinario