“porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
Lc 19, 1-10
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Lectio Divina
1ESTAMOS EN CONDICIONES DE ACOGER A JESÚS EN NUESTRA VIDA
COTIDIANA?
Acogida. Ésta podría ser la palabra clave de la liturgia de este domingo. Zaqueo es su
intérprete. Acoger a Jesús significa para él recibir la salvación de Dios, su amistad y
su perdón. Junto con Zaqueo también son artífices de la acogida los tesalonicenses,
que han dejado espacio y tiempo al anuncio del Evangelio y que están llamados a
preparar el momento de su encuentro con Jesús a través de la fidelidad y la
disponibilidad a realizar lo que está bien a los ojos de Dios en un tiempo difícil, en
un tiempo en el que sería más conveniente no exponerse con el nombre de
cristiano.
Acogida significa, para e l libro de la Sabiduría, buscar los caminos para abrirse al
diálogo con hombres de diferente origen y cultura, que forman parte de la creación
y se encuentran bajo la mirada compasiva de Dios. Su existencia bajo el mismo
cielo, querida por el Creador del universo, cancela la distinción entre puro e impuro,
entre seres de primera y de segunda categoría, y trae consigo el reconocimiento de
una fraternidad universal.
Acogida significa, para nosotros, anular las distancias que nos separan todavía de
Jesús. Es demasiado fácil ser espectadores, sentados y sin ser molestados, ante el
paso de Jesús. Es mejor bajar y permitir que Jesús nos conozca mejor, entre las
paredes de nuestra casa, en las estancias del corazón. Es allí donde nace una
relación de amistad y de amor con él, es allí donde nos encontraremos en
condiciones de hablarle de nuestra vida. La acogida no es un adorno ni una cuestión
de formalidad: es esencial para que nazca una relación cualitativamente diferente
con Jesús y con las personas que encontremos. La familiaridad con Jesús nos
permite, además, desprendernos de la sed del benefi cio, del deseo de riquezas y
de las preocupaciones que éstas suscitan (cf. Lc 8,14; 10,38-42): «Donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón>’ (12,34).
Si estamos en condiciones de acoger a Jesús en nuestra vida cotidiana, con opciones
concretas de conversión, podremos salirle al encuentro en la gloria, en el momento
de su vuelta como Señor y Juez del universo.
ORACION
Concédenos, Señor Jesús, la misma gloria que experimentó Zaqueo cuando te recibió
en su casa.
Concédenos la alegría de tu perdón y de tu amistad.
Concédenos poder dar con alegría nuestras riquezas a los pobres, ser amigos suyos en
el cielo y en la tierra.
Concédenos la alegría de acogerte en el pobre, en el extranjero, en el enfermo, en las
personas que no conseguimos soportar.
Concédenos un corazón libre y puro, capaz de amar.
Concédenos el tesoro de estar contigo en el Reino del Padre.