XXXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Impar)
Viernes
Con la misma dedicación que la astucia de los hijos de la luz, pero por
amor, hemos de trabajar como buenos administradores de los dones que
Dios nos concede
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Un hombre rico tenía
un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus
bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de
ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."
El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer
ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas;
mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que,
cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba
en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y
dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien
barriles de aceite." El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y
escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él
contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo,
escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la
astucia con que habla procedido. Ciertamente, los hijos de este
mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz » (Lucas
16,1-8).
1 . Una vez más, Lucas es el único que relata la parábola:
-“ Un hombre rico tenía un administrador... que fue denunciado
por malbaratar su hacienda." Y el amo le dice: “ ¿Qué oigo decir de ti?
Dame cuenta de tu administración ". No somos "propietarios" sino
"administradores". Todo lo que poseo: mis bienes, mis cualidades, mis
riquezas intelectuales y morales, mis facultades afectivas, los aspectos de
mi carácter... De todo ello, se me pedirá cuenta. No soy más que el gerente
de todo esto que me ha sido "confiado" por Dios, y que continúa
perteneciendo a Dios. No tengo derecho a "malbaratar" los dones de Dios.
Tendré que dar cuenta de las riquezas que no hubiere acrecentado.
-“ El administrador pensó: Qué voy a hacer ahora... para que
cuando me echen de la administración, haya quien me reciba ”... Se
trata de asegurar el futuro. ¿Tengo yo también esa preocupación... que
evidentemente hay que referirla al "futuro escatológico"? Jesús, a menudo
ha repetido la idea de que nuestra vida aquí abajo y nuestras decisiones
actuales, comprometen nuestro "futuro eterno". El gerente aprovecha el
tiempo que le queda, para preparar su porvenir.
-“ El amo alabó al administrador injusto ”: no entendemos
exactamente el por qué, pero sí el mensaje de Jesús: que con buen humor,
no tengamos apego a las cosas de la tierra, más o menos riquezas, sino que
pensemos en aprovechar los dones que nos concede. La idea no es tanto
ver las trampas en la economía, que las había y hay, sino que seamos tan
espabilados para nuestras cosas como ese gerente lo fue para las suyas.
Quizá se refiere también a la sagacidad del administrador en que
hace actuales unas deudas que podían caducar, con el año sabático (cada 7
años, en teoría había un perdón, y el gran perdón cada 50). Al renovar los
recibos, quizá también había una nueva deuda viva, que podía llevarse ante
el juez, de manera que el amo salía ganando porque era dinero más seguro
aunque en menor cantidad que el otro que –en mayor cantidad- ya era
menos probable que cobrara, a la vez que el administrador se conseguía un
amigo para después del despido por rebajar el precio de la deuda… Pero la
idea de fondo que nos dices, Señor, es "atesorar riquezas en el cielo" (Mt
6,20): seguir a Cristo con más libertad e imitarlo más de cerca. La santidad
es un don de su Espíritu (1 Tes 4,8). De aquí sacó Teresa de Lisieux su
técnica de preferir y recomendar las virtudes pequeñas más que las
"grandes" en las cuales fácilmente se infiltra, o la falaz presunción, como
dice el Kempis, que luego falla como la de Pedro (Jn 13,37 ss), o la
satisfacción venosa del amor propio, como en el fariseo que Jesús nos
presenta (18,9ss), cuya soberbia, notémoslo bien, no consistía en cosas
temporales, riquezas o mando, sino en el orden espiritual, en pretender que
poseía virtudes (Servicio bíblico latinoamericano).
-“ Porque los "Hijos de este mundo" son más astutos para sus
cosas que los "Hijos de la luz" ”. Quiere decir que hemos de estar
despiertos, para las tareas del Evangelio.¡Desoladora constatación! En los
asuntos económicos y financieros, los hombres despliegan maravillas de
ingenio y de inteligencia para asegurar el mejor rendimiento, la eficacia. El
hombre moderno, sobre todo es muy sensible a ese aspecto. ¡Y Jesús no
parece reprochárselo! Jesús reprocha más bien a los cristianos el hecho de
no tener el mismo ingenio ni la misma inteligencia para "sus asuntos
espirituales". El Reino de Dios, en algunos aspectos, no está condenado a la
ineficacia ni a la incomprensibilidad. ¿Pongo yo todas mis cualidades
humanas, todo mi ingenio, al servicio del Reino? "Hijos de la luz" (Noel
Quesson).
“Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los
caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán
darse oscuridades, penumbras ni sombras.
”—El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz
ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas,
sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna” (J. Escrivá).
2. Pablo no puede vivir sin evangelizar. Su interés básico y casi único
es " anunciar la buena noticia de Dios a los gentiles ". Igual que " desde
Jerusalén y llegando hasta la Iliria, todo lo ha dejado lleno del
evangelio de Cristo ", y también se interesa por Roma, la capital del
mundo, a la que piensa ir próximamente, y de la que se siente
corresponsable, aunque todavía no les conozca.
-“ Os he escrito a veces con un cierto atrevimiento, en virtud
del don que Dios me ha otorgado ”. No son los hombres quienes le dieron
la palabra. Esto le viene de Dios y ello le confiere un cierto "atrevimiento".
Ocasión de rogar por los sacerdotes de HOY. ¡Que sean dóciles a la gracia
que Dios les hace! ¡Que sean atrevidos para escribir o hablar con valentía!
-“ El don recibido de Dios me ha hecho un ministro de
Jesucristo para con los paganos, ejerciendo el sagrado oficio del
Evangelio de Dios ”... Esta frase ha sido de las más utilizadas, en los
textos conciliares, para definir el «sacerdote». El "ministerio" del sacerdote
es presentado por san Pablo como «un oficio litúrgico», como un acto
sagrado... y esta liturgia es la «evangelización» del mundo pagano... el
anuncio sagrado de la Palabra de Dios, la buena "nueva" de la salvación.
-“ Para que la ofrenda de los paganos sea agradable a Dios,
santificada por el Espíritu Santo ”... el sacerdote ofrece la «vida misma
de los hombres»..., su palabra evangelizadora induce a sus oyentes a
«ofrecerse a sí mismos». Lo esencial del sacerdote es revelar a los hombres
la salvación de Jesucristo, a fin de fomentar la fe, conversión, y compromiso
al servicio de Dios: ofrecer su vida en «sacrificio espiritual». La misa es,
ante todo, esto. Y la evangelización es ante todo esto. " Pasar a ser una
ofrenda agradable ". «Ofrecer nuestras personas, nuestras vidas.» " Por
efecto del Evangelio que nos ha transformado ." Nuestra vida cotidiana
entera «consagrada» por el evangelio pasa a ser materia de una ofrenda
continua a Dios, resumida en la misa.
-“ Así, partiendo de Jerusalén hasta Iliria, he completado el
anuncio del Evangelio de Cristo ”. Es la evocación de la "colegialidad
apostólica". Pablo, por esta fórmula se une al colegio de los Doce y a su
envío en misión: "de Jerusalén hasta los confines de la tierra". Es lo que
Jesús les había dicho (Noel Quesson).
3. “ El Señor revela a las naciones su victoria”, cantamos hoy con el
salmista: “ cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho
maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo”. La
fidelidad da como recompensa la alegría de sentir esa fuerza divina.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de
Israel”. Pablo podía decir: "lo he dejado todo lleno del evangelio de Cristo".
Y nosotros también queremos comprometernos en nuestra misión de
cristianos, para difundir esa gracia divina, y así glorificar a Dios con alegría,
con la esperanza de la salvación: “Los confines de la tierra han
contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclamad al Señor, tierra
entera; gritad, vitoread, tocad”.
Llucià Pou Sabaté