EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
viernes 08 Noviembre 2013
Viernes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 15,14-21.
Por mi parte, hermanos, estoy convencido de que ustedes están llenos de buenas
disposiciones y colmados del don de la ciencia, y también de que son capaces de
aconsejarse mutuamente.
Sin embargo, les he escrito, en algunos pasajes con una cierta audacia, para
recordarles lo que ya saben, correspondiendo así a la gracia que Dios me ha dado:
la de ser ministro de Jesucristo entre los paganos, ejerciendo el oficio sagrado de
anunciar la Buena Noticia de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una
ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo.
¡Yo tengo que gloriarme en Cristo Jesús, en lo que se refiere al servicio de Dios!
Porque no me atrevería a hablar sino de aquello que hizo Cristo por mi intermedio,
para conducir a los paganos a la obediencia, mediante la palabra y la acción,
por el poder de signos y prodigios y por la fuerza del Espíritu Santo. Desde
Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la
Buena Noticia de Cristo,
haciendo cuestión de honor no predicar la Buena Noticia allí donde el nombre de
Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre un fundamento puesto por
otros.
Así dice la Escritura: Lo verán aquellos a los que no se les había anunciado y
comprenderán aquellos que no habían oído hablar de él.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Entonen al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas,
la salvación provino de su diestra,
de su brazo de santidad.
El Señor dio a conocer su salvación,
hizo ver a los paganos su justicia,
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
¡Aclamen al Señor, toda la tierra,
estallen en gritos de alegría!
Evangelio según San Lucas 16,1-8.
Decía también a los discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador,
al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el
cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en
su casa!'.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto
debes a mi señor?'.
'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo,
siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo',
le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan
hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los
demás que los hijos de la luz.
Comentario del Evangelio por :
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de
la Iglesia
Carta 142
La banca del amor
“Mis pensamientos no son vuestros pensamientos” (Is 55,8) dice el Señor. El
mérito no consiste en hacer mucho o en mucho dar, sino en recibir, en amar
mucho. Se ha dicho que es “mucho más dulce dar que recibir”(Hch 20,35), y es
verdad; pero cuando Jesús quiere reservarse para sí la dulzura de dar, no sería
delicado negarse. Dejémosle tomar y dar todo lo que quiera, la perfección consiste
en hacer su voluntad, y el alma que se entrega enteramente a él se es llamada por
Jesús mismo “su madre, su hermana” y toda su familia (Mt 12,50). Y en otra parte:
“Si alguno me ama, guardará mi palabra (es decir, hará mi voluntad) y mi Padre le
amará, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada.” (Jn 24,23)
Oh, Celina, qué fácil es complacer a Jesús, cautivarle el corazón! No hay que
hacer más que amarle, sin mirarse una a sí misma, sin examinar demasiado los
propios defectos...Tu Teresa no se encuentra en este momento en las alturas, pero
Jesús la enseña a sacar provecho de todo, del bien y del mal que halla en sí. La
enseña a jugar a la banca del amor, o mejor, no, él juega por ella sin decirle cómo
se las ingenia, pues eso es asunto suyo y no de Teresa. Lo que ella tiene que hacer
es abandonarse, entregarse sin reservarse nada, ni siquiera la alegría de saber
cuánto rinde su banca...
En efecto, los directores hacen adelantar en la perfección haciendo hacer gran
cantidad de actos de virtud, y hacen bien, pero mi director, que es Jesús, no me
enseña a contar mis actos sino que me enseña a hacerlo todo por amor, a no
rechazar nada de lo que me da, a estar contenta cuando me da una ocasión de
darle pruebas de que le amo, pero esto se hace en la paz, en el abandono, es Jesús
quien lo hace todo y yo no hago nada.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”