Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Noviembre 15
San Alberto Magno, OP
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Lo llenará con un espíritu de inteligencia * El Señor es
justo en todos sus caminos. * Cosas nuevas y cosas antiguas
Textos para este día:
Eclesiástico 15, 1-6:
El que teme al Señor hará siempre el bien y quien es fiel a la ley obtendrá
sabiduría. Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como una esposa
recién casada. Lo nutrirá con el pan de la sensatez y le dará a beber el agua de la
prudencia. Si se apoya en ella, no vacilará; si confía en ella, no quedará
defraudado.
La sabiduría lo hará destacar entre sus compañeros y le dará elocuencia en la
asamblea. Lo llenará con un espíritu de inteligencia, lo revestirá con una túnica de
gloria. Lo colmará de gozo y alegría y le dará en herencia un nombre perdurable.
Salmo 144 :
El Señor es clemente y misericordioso, / lento a la cólera y rico en piedad; / el
Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, / Señor, que te bendigan tus fieles; / que
proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu
reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es fiel a sus palabras, / bondadoso en todas sus acciones. / El Señor
sostiene a los que van a caer, / endereza a los que ya se doblan. R.
Mateo 13, 47-52:
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
«El Reino de los cielos se parece a la red que los pescadores echan en el mar y
recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la
playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los
malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a
los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la
desesperación. ¿Han entendido todo esto?»
Ellos le contestaron:
«Sí».
Entonces él les dijo:
«Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al
padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas».
Homilía
Temas de las lecturas: Lo llenará con un espíritu de inteligencia * El Señor es
justo en todos sus caminos. * Cosas nuevas y cosas antiguas
1. Predicador y Obispo
1.1 Una figura rica y compleja como la de Alberto, que por tantas razones ha sido
llamado "el Grande" (Magno), nos presenta el tremendo reto de hallar qué unifica a
una personalidad tan fascinante. La repuesta, creo yo, debemos encontrarla en su
propia vocación, que fue ante todo un llamado a predicar el Evangelio. Alberto es,
primero que todo, un "hermano (fraile) predicador," y esto es bueno recordarlo
entre otras cosas para percibir en él las riquezas del carisma de santo Domingo de
Guzmán.
1.2 Es bueno recordar que el término "Ordo Praedicatorum," que santo Domingo
quiso para su comunidad, era el uso común para referirse a los obispos. En cuanto
sucesores de los apóstoles, son ellos los primeros testigos de la fe y maestros en el
conocimiento del Evangelio de Cristo. Y tales fueron los rasgos que Domingo quiso
para sus frailes. En este sentido, hay una cierta lógica en que la Iglesia muchas
veces haya escogido a frailes predicadores para al alto ministerio del
episcopado. Tal fue el caso con san Alberto.
2. Científico y Filósofo
2.1 La predicación del Evangelio no parece inmediatamente relacionada con los
conocimientos que hoy relacionamos más con la ciencia, sobre todo la ciencia
natural. San Alberto, sin embargo, descolló en el conocimiento de especies
animales y vegetales, y también en áreas profundas de lo que hoy es la química, y
que en ese tiempo era más alquimia que otra cosa. Hay por eso incluso leyendas
sobre el supuesto "esoterismo" de este hombre admirable que en su deseo de saber
buscó los caminos de la sabiduría por todas partes. Tal mote, bien que resulte
atractivo a las modas de Nueva Era actuales, poco tiene que ver con este fraile
estudioso y crítico de sus fuentes, que no se contentaba con supersticiones.
2.2 El mundo natural atrae a Alberto como una expresión del poder, de la sabiduría
y del amor de Dios. La variedad de las especies y los numerosos paralelos que
pueden hacerse entre sus actividades y las de los humanos, son en el fondo
aproximaciones al don primero, el don de la vida. Podemos decir que el santo y
sabio fraile no da por descontada la vida sino que quiere leerla con avidez y con
profundidad.
2.3 Por eso su búsqueda insaciable no se limita a lo puramente visible. Si hoy nos
parece que ser científico y limitarse a lo sensible son cosas sinónimas, no era así en
el siglo XIII y en todo caso, no era así para san Alberto. La misma mente que se
abre a las manifestaciones del ser en los entes particulares en el fondo anhela
puntos de vista más amplios, que son los que sólo puede ofrecer la filosofía. Lo
mismo que alguien que recorre la orilla de un río y luego se extasía ante el
panorama de todo el valle que el río atraviesa, así Alberto sabe descender a lo
concreto con la ciencia y levantarse a lo universal con la filosofía.
3. Santo y Maestro de Santos
3.1 Por supuesto, la búsqueda no termina en el ámbito de las cosas creadas.
Creyente hasta la entraña de su ser, Alberto contempla con amor agradecido la
obra del Creador y no le faltan palabras para cantar también la obra de la
redención. Su magna labor filosófica quedaría incompleta sin la luz brillantísima que
sólo viene de la Palabra revelada. Sin arredrarse, incansable como siempre, Alberto
deja por un momento los ensayos de los filósofos y se postra con gusto ante la
gracia que se derrama con abundancia del Nuevo y del Antiguo Testamento. Si por
algo es "Magno" este hombre notable es por esa capacidad de recorrer la creación
con ojos admirados y sin embargo ansiosos de esa Verdad, la única eterna, la única
que puede saciar del todo al alma racional.
3.2 Alberto, el teólogo, el escritor, el autor místico, es también el profesor y
maestro de otros. De Alberto recibe un método el más grande de los teólogos
católicos, santo Tomás de Aquino. De Alberto bebe con abundancia la mística que
por un tiempo hizo famoso al río Rin, con nombres solemnes como el Maestro
Ekhart, Juan Taulero y el Beato Enrique Seuze.
3.3 Sin duda cuesta trabajo admitir que toda esa obra intelectual y apostólica
aconteció en el curso de una sola vida humana. Prodigio fue de la naturaleza, pero
sobre todo obra del amor más grande y de la gracia que no ha de faltarnos.