EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
viernes 15 Noviembre 2013
Viernes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Libro de la Sabiduría 13,1-9.
Sí, vanos por naturaleza son todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a
partir de las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a "Aquel que es". , y al
considerar sus obras, no reconocieron al Artífice.
En cambio, tomaron por dios es rectores del universo al fuego, al viento, al aire
sutil, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a los astros luminosos del cielo.
Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas cosas, ellos las consideraron
como dioses, piensen cuánto más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el
mismo Autor de la belleza es el que las creó.
Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas,
cuánto más poderoso es el que las formó.
Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las cosas, se llega, por analogía, a
contemplar a su Autor,
Sin embargo, estos hombres no merecen una grave reprensión, porque tal vez se
extravían buscando a Dios y queriendo encontrarlo;
como viven ocupándose de sus obras, las investigan y se dejan seducir por lo que
ven: ¡tan bello es el espectáculo del mundo!
Pero ni aún así son excusables:
si han sido capaces de adquirir tanta ciencia para escrutar el curso del mundo
entero, ¿cómo no encontraron más rápidamente al Señor de todo?
Salmo 19(18),2-3.4-5.
Los cielos cuentan la gloria del Señor,
proclama el firmamento
la obra de sus manos.
Un día al siguiente le pasa el mensaje
y una noche a la otra se lo hace saber.
No hay discursos ni palabras
ni voces que se escuchen,
mas por todo el orbe se capta su ritmo,
y el mensaje llega hasta el fin del mundo.
Evangelio según San Lucas 17,26-37:
En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé.
La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó
el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía,
se plantaba y se construía.
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de
azufre que los hizo morir a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a
buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acuérdense de la mujer de Lot.
El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno
será llevad o y el otro dejado;
de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada".
Entonces le preguntaron: "¿Dónde sucederá esto, Señor?". Jesús les respondió:
"Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres".
Comentario del Evangelio por :
Orígenes (c.185-253), sacerdote y teólogo
Homilías sobre el Génesis, II, 3
El arca de la Iglesia
En tanto que la pequeñez de mi espíritu me lo permite, pienso que el diluvio, que
casi acabó con el mundo, es símbolo del fin del mundo, fin que, verdaderamente,
ha de llegar. El mismo Se￱or lo declar￳ cuando dijo: “En los días de Noé los
hombres compraban, vendían, construían, se casaban, daban sus hijas en
matrimonio, y llegó el diluvio que los hizo morir a todos. Así será igualmente la
venida del Hijo del hombre”. En este texto parece que el Se￱or describe de una
única y misma manera el diluvio que ya se había producido y el fin del mundo que
está por venir.
Así pues, en otro tiempo se dijo al antiguo Noé que hiciera un arca y metiera en
ella no tan sólo sus hijos y sus parientes sino animales de toda especie. De la
misma manera, en la consumación de los siglos, fue dicho por el Padre al Señor
Jesucristo, nuestro nuevo Noé, el solo Justo y el solo Perfecto (Gn 6,9), que se
hiciera un arca de madera labrada a escuadra y le dio las medidas que están llenas
de misterios divinos (cf Gn 6, 15). Esto se indica en el salmo que dice: “Pídemelo y
te daré en herencia las naciones, en posesi￳n los confines de la tierra” (2,8).
Construyó, pues, un arca con todo lo necesario para vivir los diversos animales. Un
profeta habla de sus estancias cuando escribe: “Escucha, pueblo mío, entra en tus
aposentos, esc￳ndete por unos instantes, hasta que la c￳lera haya pasado” (Is
26,20). En efecto, hay una correspondencia misteriosa entre este pueblo que se
salva en la Iglesia, y todos estos seres, hombres y animales, que en el arca se
salvaron del diluvio.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”