EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de
baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar
por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque
hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un
pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes
a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este
hombre es un hijo de Abraham,
porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Comentario del Evangelio por :
Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la
Iglesia, copatrona de Europa
Carta 119, al prior de los religiosos olivetenses
"Intentaba ver quien era Jesús"
Le escribo con el deseo de que sea un buen pastor, que apacienta y gobierna con
celo las ovejas que le han sido confiadas, imitando en esto al dulce Dueño de la
verdad, que dio su vida por nosotros, sus ovejas descarriadas alejadas del camino
de la gracia.
Es verdad… que no podemos hacer esto sin Dios, y que no podemos poseer a Dios
permaneciendo sobre la tierra. Pero he aquí un buen remedio: Ya que el corazón es
de reducido tamaño, hay que hacer como Zaqueo, que no era grande, y se subió a
un árbol para ver a Dios. Su celo le mereció oír estas palabras: "Zaqueo, baja y
vete a casa, porque hoy voy a comer contigo".
Debemos hacer lo mismo si somos bajos, cuando tenemos el corazón estrecho y
poca caridad: hay que subir sobre el árbol de la santa cruz, y allí veremos,
tocaremos a Dios. Allí encontraremos el fuego de su caridad indeci ble, el amor que
lo empujó hasta la vergüenza de la cruz, que lo exaltó, y le hizo desear con el ardor
del hambre y de la sed, el honor de su Padre y nuestra salvación…
Si lo queremos, si nuestra negligencia no pone obstáculos, podemos, subiendo al
árbol de la cruz, cumplir en nosotros esta palabra, sacada de la boca de la Verdad:
"cuando sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mi" (Jn 12,32 tipos de
Vulg).
En efecto, cuando el alma se eleva así, ve los beneficios de la bondad y el poder
del Padre, ve la clemencia y la abundancia del Espíritu Santo, es decir este amor
indecible que tiene Jesús desplegado sobre el bosque de la cruz. Los clavos y las
cuerdas no podían retenerlo; había sólo caridad… Suba sobre este árbol santo,
donde están las frutas maduras de todas las virtudes que lleva el cuerpo del Hijo de
Dios; corra con ardor. Quede en el amor santo y dulce de Dios. Jesús dulce, Jesús
amor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”