Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 33, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Celebraron la consagración del altar, ofreciendo con júbilo
holocaustos * Alabamos, Señor, tu nombre glorioso. * Habéis convertido la casa de
Dios en una cueva de bandidos
Textos para este día:
1 Macabeos 4,36-37.52-59:
En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron: "Ahora que tenemos
derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo." Se reunió toda la
tropa, y subieron al monte Sión. El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del
mes noveno, que es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la
ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día
en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos
y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y
alabando a Dios, que les había dado éxito. Durante ocho días, celebraron la
consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de
alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas.
Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo
entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se
conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos,
durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.
1Crónicas 29,10-13:
Bendito eres, Señor, / Dios de nuestro padre Israel, / por los siglos de los siglos. R.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, / la gloria, el esplendor, la majestad, /
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo. / De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo, / en tu mano está el poder y la fuerza, / tú
engrandeces y confortas a todos. R.
Lucas 19, 45-48:
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis
convertido en una "cueva de bandidos"." Todos los días enseñaba en el templo. Los
sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en
medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo
entero estaba pendiente de sus labios.
Homilía
Temas de las lecturas: Celebraron la consagración del altar, ofreciendo con júbilo
holocaustos * Alabamos, Señor, tu nombre glorioso. * Habéis convertido la casa de
Dios en una cueva de bandidos
1. El mal no tiene la última palabra
1.1 Los judíos se vieron enfrentados a lo irremediable: su joya preciosa, su niña
mimada, el orgullo de sus ojos, había sido profanado hasta el extremo. El templo
había sido desacralizado por la obra impía y altanera de Antíoco Epífanes y sus
secuaces.
1.2 Pero el mal no tiene la última palabra. Después de la devastación puede venir el
silencio del caos y de la muerte, o pueden renacer los cantos y las esperanzas. En
el fondo la opción es nuestra.
1.3 Hay episodios trágicos que quieren secuestrar toda la vida: una quiebra, una
violación, un espantoso accidente, por ejemplo. Son hechos que nos ahcen sentir
profanados, radicalmente afectados, intrínsecamenbte sucios. Y sin embargo, no
tienen por qué ser la última versión de nosotros mismos. Ser creyente, como Judas
Macabeo y sus hermanos lo fueron, es tener el valor de decir: si existe la fuerza de
la profanación también existe la fuerza de la consagración.
2. Purificando la Casa de Dios
2.1 La voz del profeta y del predicador realizan un ministerio de limpieza, de
purificación (cf. Jn 15,3). También hay acciones que purifican, como la que vemos
hoy en la acción de Jesús. Seguramente todos amamos la pureza y todos queremos
ser templos vivos del Dios vivo (cf. 1 Cor 6,19). Pregunta: ¿estamos dispuestos a
ser purificados por el Señor, aunque ello implicara algo como la escena que vemos
hoy en el Evangelio?
2.2 Jesús purifica el templo y luego inicia un intenso ministerio de predicación en el
templo purificado. La pureza no es un fin en sí misma, sino un espacio que abrimos
para acoger más y mejor la gracia y la palabra. La pureza es como el silencio: nos
libera del peso muerto, del pasado estéril, del ruido estorboso, y nos abre el
mensaje precioso del Dios Santo y Bello.
2.3 El acto de Jesús se convierte en una especie de sentencia de muerte contra sí
mismo. La purificación por la palabra llegará a ser purificación por la Sangre.
Puesto en el Lugar Santo por excelencia, según el sentir de los judíos, su palabra
barre no sólo los negocios de quienes comerciaban en el templo, sino también las
pesadas y engañosas cargas de quienes se tenían por maestros del pueblo. Cristo
los desautoriza; clausura un tiempo que ya no daba más de sí, e inaugura una
realidad nueva que tiene por centro su mensaje y su vida misma. Es lógico que sus
adversarios le vieran como un estorbo chocante en extremo, y que, dentro de esa
lógica, buscaran el modo de quitarlo de en medio.
2.4 Finalmente, sin embargo, y a precio de Sangre, el templo es ahora nuevo. El
Lugar Santo es el Cuerpo de Cristo, presente y vivo en nuestro altar, en nuestras
manos, en nuestro corazón. Viene hoy también Jesucristo a dar pureza y a invadir
con su diluvio de amor y justicia nuestra existencia.