EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
martes 26 de noviembre 2013
Martes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario
Libro de Daniel 2,31-45.
Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un
brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
caderas, de bronce;
sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera
ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los
pulverizó.
Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la
plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los
llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la
estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el
poder, la fuerza y la gloria;
él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves del
cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos
ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que
será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza
todo - como el hierro que destroza - él los triturará y destrozará a todos ellos.
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de
hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro,
conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla;
pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una
parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán
entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el
hierro no se mezcla con la arcilla.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será
destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a
todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre,
porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la
intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la
plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante.
El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".
Libro de Daniel 3,57.58.59.60.61.
Obras todas del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Cielos, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aguas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Fuerzas todas del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Evangelio según San Lucas 21,5-11.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas
piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo
será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de
que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se
presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'.
No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que
esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también
fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Comentario del Evangelio por
Papa Francisco
Audiencia general del 26/06/2013 (trad. © copyright Libreria Editrice
Vaticana)
“Destruid este templo y en tres días lo levantaré… él hablaba del templo de
su cuerpo”
El antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería “dar
una casa” a Dios para tener un signo visible de su presencia en medio del pueblo.
Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David
(cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes “damos una casa a
Dios”, sino que es Dios mismo quien “construye su casa” para venir a habitar entre
nosotros, como escribe san Juan en su Evangelio (cf. 1, 14). Cristo es el Templo
viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su “casa espiritual”, la Iglesia, hecha no
de piedras materiales, sino de “piedras vivientes” (1P 2,5), que somos nosotros.
El Apóstol Pablo dice a los cristianos de Éfeso: “Estáis edificados sobre el
cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular.
Por Él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantado hasta formar un templo
consagrado al Señor. Por Él también vosotros entráis con ellos en la construcción,
para ser morada de Dios, por el Espíritu” (Ef 2, 20-22). ¡Esto es algo bello!
Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a
Cristo, que es la piedra de sustentación, y también de sustentación entre nosotros.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el templo somos nosotros, nosotros somos
la Iglesia viviente, el templo viviente, y cuando estamos juntos entre nosotros está
también el Espíritu Santo, que nos ayuda a crecer como Iglesia.
Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la
Iglesia!...
Desearía entonces que nos preguntáramos: ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia?
¿Somos piedras vivas o somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas,
indiferentes? ¿Habéis visto qué feo es ver a un cristiano cansado, aburrido,
indiferente? Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser
cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es la
Iglesia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”