Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 33, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Por el daño que hice en Jerusalén muero de tristeza *
Gozaré, Señor, de tu salvación. * No es Dios de muertos, sino de vivos
Textos para este día:
1 Macabeos 6,1-13:
En aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte, cuando se enteró
de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata
y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas dejadas allí
por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que había sido el primer rey de
Grecia. Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no
pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a
atacarle. Antíoco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia,
apesadumbrado.
Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar
contra Judá había fracasado: Lisias, que había ido como caudillo de un ejército
poderoso, había huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las
armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían
derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado
en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Betsur,
ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó
de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le habían salido
las cosas como quería.
Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos
sus grandes y les dijo: "El sueño ha huido de mis ojos; me siento abrumado de
pena y me digo: "¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy
metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso!" Pero ahora me viene a la
memoria el daño que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que había
allí, y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá, sin motivo.
Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza
en tierra extranjera."
Salmo 9:
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, / proclamando todas tus maravillas; / me
alegro y exulto contigo / y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.
Porque mis enemigos retrocedieron, / cayeron y perecieron ante tu rostro. /
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío / y borraste para siempre su apellido.
R.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, / su pie quedó prendido en la
red que escondieron. / Él no olvida jamás al pobre, / ni la esperanza del humilde
perecerá. R.
San Lucas 20,27-40:
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y
le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su
hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a
su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar
hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos
será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella."
Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean
juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se
casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque
participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo
indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de
Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos
están vivos." Intervinieron unos escribas: "Bien dicho, Maestro." Y no se atrevían a
hacerle más preguntas.
Homilía
Temas de las lecturas: Por el daño que hice en Jerusalén muero de tristeza *
Gozaré, Señor, de tu salvación. * No es Dios de muertos, sino de vivos
1. El Final de un Tirano
1.1 Los Libros de los Macabeos nos han acercado a un momento casi desesperado
de la historia del pueblo hebreo. La verdad es que, aunque el destierro a Babilonia
terminó, y aunque algunos (no muchos, proporcionalmente) de los judíos
retornaron a Jerusalén y a Judá, el hecho es que la independencia como tal no se
recuperó desde ese momento, y en realidad nunca volvió, hasta bien entrado el
siglo XX, aunque en condiciones completamente diversas.
1.2 Entendemos así que la lucha de los Macabeos era como la erupción de un
volcán. Al modo de las ollas a presión que sueltan chorros de vapor sólo al alcanzar
su tope, así esta erupción de rabia encajonada. En este contexto comprendemos el
anhelo de justicia y castigo que se transparenta en la primera lectura de hoy. El
final desesperado y amargo del rey tirano es claramente leído como un mensaje del
cielo que desaprueba su cruel y funesto desempeño.
1.3 Para nosotros, ya cristianos, este lenguaje puede sonarnos sencillamente
brutal. La descripción minuciosa de la caída del déspota rechina con nuestro sentido
de la compasión. Pero, si somos honestos, admitiremos que más de una vez hemos
querido la derrota y el castigo para los perversos de nuestro tiempo. Tal vez
pensamos en los terroristas, los violadores o los secuestradores. Así que sería
incluso hipócrita decir que los sentimientos de esta lectura son completamente
ajenos a nuestra época o a nuestra cultura.
1.4 Eso no significa que no haya habido avances con la llegada del Evangelio. Todo
ha quedado iluminado por Cristo. Pero la luz de Cristo no es "magia", es un efecto
progresivo de la en nuestra conciencia, que descubre con sorpresa agradecida el
amor inmerecido. Sólo así, sólo a precio de amarnos así, hasta la sangre, logró
Cristo que pensáramos más en la conversión de nuestros enemigos, que en el
castigo que creemos que se merecen.
2. Dios de Vivos
2.1 Uno siente fastidio de ver a los enemigos de Cristo en su continua actitud de
poner trampas al Señor. Pero siente alegría de ver cómo de esas discusiones sin
objetivo brotan perlas de sabiduría y luces de redención. En el caso del evangelio
de hoy, ¡qué historia más truculenta, qué comedia más tonta! Y sin embargo, ¡qué
enseñanzas más profundas nos regala Jesús a partir de ella!
2.2 Hoy aprendemos que los que resuciten para la vida futura "serán como los
ángeles". Hoy aprendemos que es Dios mismo, y no una "ley natural" quien da la
nueva vida. Hoy aprendemos que para Dios "todos viven".
2.3 Hoy aprendemos también que el matrimonio, conservando toda su dignidad,
hermosura y estima, tiene una realidad y una función en cierto modo temporal. No
debemos hablar de demasiadas eternidades en los afectos humanos de pareja,
porque en realidad el matrimonio entre seres humanos es sólo preludio, inicio o
figura del amor que viene y queda.
2.4 Y hoy aprendemos que son inmensas las promesas de Dios. Si los saduceos,
por su modo de vida adinerado y aliado con el poder, creían que tenían bastante
con lo que les daba esta tierra, en verdad hay que considerar bienaventurados a los
que no sacian con esta tierra y les queda apetito para las promesas del cielo.