Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 34, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que
acabará con todos los demás reinos * Ensalzadlo con himnos por los siglos. * No
quedará piedra sobre piedra
Textos para este día:
Daniel 2,31-45:
En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: "Tú, rey, viste una visión: una
estatua majestuosa, una imagen gigantesca y de un brillo extraordinario; su
aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de
plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro
mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención
humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del
golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro,
triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece
sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una
montaña enorme que ocupaba toda la tierra.
Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido. Tú, majestad, rey de
reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la
gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las
bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza
de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino,
de bronce, que dominará a todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte
como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará
a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero,
representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste
hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a
la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se
mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear
el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que
nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con
todos los demás reinos, y él durará por siempre; eso significa la piedra que viste
desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro,
el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su
majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta."
Daniel 3,57-61:
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R.
Ángeles del Señor: bendecid al Señor. R.
Cielos, bendecid al Señor. R.
Aguas del espacio, bendecid al Señor. R.
Ejércitos del Señor, bendecid al Señor. R.
Lucas 21,5-11:
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la
piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no
quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Ellos le preguntaron: "Maestro,
¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?" Él
contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando
mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras
ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida. Luego les
dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes
terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y
grandes signos en el cielo."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que
acabará con todos los demás reinos * Ensalzadlo con himnos por los siglos. * No
quedará piedra sobre piedra
1. Las Señales del Fin
1.1 Cristo era bien consciente del carácter ambiguo de las señales del final de los
tiempos, no porque Dios nos dé signos confusos sino porque el carácter impactante
de estos signos podría hacer que tomáramos como "final" lo que todavía no es el
final. Por eso nos advierte: "Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no
los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el final."
1.2 Advertencia saludable, ciertamente, porque ya hemos visto en tiempos
recientes que visionarios y profetas de última hora anuncian el final de los tiempos.
De hecho, los Mormones y los Testigos de Jehová nacieron en el contexto de este
tipo de profecías de corto plazo, normalmente acompañadas por cantidad de citas
de periódicas, revistas y agencias de noticias que hablaban de guerras y
revoluciones.
1.3 Lo importante entonces es que todo el ruido de las catástrofes no nos haga
sordos. Pasa a veces que en la guerra algunos soldados pierden el uso del oído
porque sus tímpanos han quedado irremediablemente dañados por el estruendo
continuo de los proyectiles y disparos. Eso puede sucedernos en el campo de
nuestra fe: nos aturdimos por las malas noticias que nos llegan desde todas las
pantallas y parlantes, y así quedamos finalmente sordos para los combates de la
hora decisiva.
2. Otra Forma de Terrorismo
2.1 De este evangelio de hoy podemos aprender otra cosa: el propósito de todos
los que pretenden aterrorizarnos con las avalanchas de malas noticias es en últimas
suplantar a Cristo. No debemos suponer que esto se refiere únicamente a los
personajes, relativamente pocos que dicen expresamente "Yo soy Cristo." A este
género de personas casi no les tememos porque más bien pensamos que están
fuera de sus cabales.
2.2 El problema está en tomar la voz de Cristo, la autoridad de Cristo o el poder de
Cristo. Es decir: el problema está en utilizar este tipo de terrorismo bíblico para
ganar adeptos, para ganar importancia o para ganar incluso dinero. Es, de hecho, lo
que hemos visto que sucede: las sectas y los lenguajes apocalípticos terminan
produciendo dividendos, y no ciertamente para las bodegas del cielo, sino más bien
para las cuentas bancarias de Suiza, Estados Unidos, Colombia o cualquier otro
lugar.
2.3 La indicación que nos da el Señor es clara si algo así llega a nosotros y
pretende robarnos la paz y ganar algo de lo que tenemos y que le pertenece sólo a
Jesucristo: "No les hagan caso." Más que entrar en largas discusiones, será el
lenguaje de una prudente indiferencia quien pueda mostrar que para nosotros
Cristo no puede ser suplantado ni la victoria que él ha ganado está en oferta.