Diciembre 3
Memoria de San Francisco Javier
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! * Que tus fieles,
Señor, proclamen la gloria de tu reinado. * Vayan por todo el mundo y prediquen el
Evangelio
Textos para este día:
1 Corintios 9, 16-19. 22-23:
Hermanos: No tengo por qué presumir de predicar el Evangelio, puesto que ésa es
mi obligación. ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por propia
iniciativa, merecería recompensa; pero si no, es que se me ha confiado una misión.
Entonces, ¿en qué consiste mi recompensa? Consiste en predicar el Evangelio
gratis, renunciando al derecho que tengo a vivir de la predicación.
Aunque no estoy sujeto a nadie, me he convertido en esclavo de todos para
ganarlos a todos. Con los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he
hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos. Todo lo hago por el Evangelio, para
participar yo también de sus bienes.
Salmo 144:
Que todas las criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que
proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu
reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es justo en todos sus caminos, / es bondadoso en todas sus acciones; /
cerca está el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente. R.
Marcos 16,15-18:
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se
bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los
milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi
nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un
veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos
quedarán sanos .
Homilía
Temas de las lecturas: ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! * Que tus fieles,
Señor, proclamen la gloria de tu reinado. * Vayan por todo el mundo y prediquen el
Evangelio
1. La primera generación de Jesuitas
1.1 Con frecuencia miramos a los comienzos de las instituciones para recuperar
inspiración y claridad. Es frecuente en ese sentido aludir a los primeros cristianos
para descubrir en su manera de vivir y compartir la fe una referencia que siempre
será válida para los que creemos en el Evangelio de Jesucristo.
1.2 Algo parecido podemos decir por analogía de todo aquello que tiene vida en la
Iglesia: los matrimonios puedne renovarse mirando al tiempo hermoso de us
noviazgo y su boda; los sacerdotes recuperarán fervor si miran al tiempo de su
ordenación; las comunidades religiosas buscarán ser más fieles si vuelven a leer los
hechos hermosos y providenciales que hicieron posible su origen.
1.3 San Francisco Javier es una expresión elocuente de ese torrente de vitalidad
que marcó a la primera generación de jesuitas. Impregnado del espíritu de san
Ignacio de Loyola, Francisco emprendió su labor de evangelizador con una
generosidad, tacto y audacia que siguen siendo un modelo para todos los
misioneros. Su tarea de apóstol de Cristo es asombrosa, incluso para los estándares
de viaje actuales, ¡cuánto más si pensamos en las condiciones en que él mismo
tuvo que realizarla!
2. Ir a todas las naciones
2.1 El mandato de Cristo Resucitado es claro: "Ir a todas las naciones" (Mateo 28).
En nuestro tiempo esas palabras causan toda clase de temores. Mucho me temo
que el lenguaje de la "conversión" tiende hoy a menospreciarse, como si fuera un
irrespeto ofrecerle a alguien la posibilidad de abrazar unas convicciones que no son
las de su cultura.2.2 Para ser más precisos: hoy por hoy tiende a canonizarse de tal
modo lo cultural que parece abusivo que alguien pretenda cambiar a alguien. Se
confunde la libertad de conciencia con una especie de agnosticismo práctico, es
decir, como si en el fondo diera lo mismo si Cristo vino o no a esta tierra; si dio o
no su Sangre por nosotros; si resucitó o no verdaderamente de entre los
muertos.2.3 Evangelizar no es irrespetar; dejar de evangelizar no es respetar. El
respeto no riñe con el amor; al contrario, cuanto más amamos más respetamos a
los demás, y precisamente porque respetamos lo que son no queremos que se
pierda el bien de lo que pueden llegar a ser. Evangelizar no es imponer pero sí es
ofrecer, y el ejemplo de San Francisco Javier nos recuerda cuánto tenemos por
ofrecer: es nuestro deber y nuestro derecho.