Comentario al evangelio del Viernes 06 de Diciembre del 2013
Querido amigo/a:
No hay peor ciego que el que no quiere mirar. Y digo “mirar” y no “ver”. El Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua define “ver” en su primera acepción como: percibir algo material
por medio del sentido de la vista . Y mirar como: dirigir la vista hacia algo y fijar la atención en ello.
Lo que quiero resaltar es que “mirar” es un verbo mucho más activo que “ver”. Para mirar no basta
con ver, sino que además, se requiere fijar la atención. Pues bien, para ser un buen seguidor de Jesús,
hay que mirar. El Adviento nos invita a mirar. Necesitamos re-aprender el arte de la mirada. Mirar una
puesta de sol, el vuelo de una pluma, la sonrisa de un anciano… y aprender a mirar lo que no se ve a
simple vista.
El hombre y mujer contemporáneo padece una obsesión y justificación que lo persigue
angustiosamente: “no tengo tiempo”. En una vida acelerada y estresada como la urbana se hace muy
difícil la mirada contemplativa; donde no hay una mirada serena no puede haber una comprensión
verdadera, y donde la incomprensión es grande, suelen nacer la mayoría de nuestros conflictos,
malentendidos con los demás, suspicacias y susceptibilidades. Si no hay tiempo para mirar, ¿cómo va a
haber tiempo para mirar a Dios? Creo que este es el drama de muchos hombres y mujeres, no poder
encontrarse con Dios (tener experiencia de Él) porque no lo ven, y no verlo porque no se han parado a
mirarlo ni en sí mismos, ni en los demás, ni en los más pequeños, ni en la naturaleza,… ni en ninguna
parte. Sin la mirada no puede nacer la comprensión del mensaje ni, en consecuencia, la fe.
La Palabra de hoy nos invita a curar nuestras cegueras: sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los
ciegos - leemos hoy en el profeta Isaías-. Y en el evangelio de Mateo, Jesús realiza la curación de los
dos ciegos. Ver para mirar, ver para creer. Mira en este Adviento más allá de las apariencias, mira con
atención, mira a tu interior -a donde nos cuesta más dirigir la mirada-, mira con detalle, mira con
calma, mira con ojos nuevos, mira al desconocido, mira al que no te ve con buenos ojos, mira con
profundidad, aguanta la mirada, mira con dulzura, mira con fuerza, mira con amor… y verás a Dios.
Hoy queremos que Jesús cure nuestras cegueras. Hoy gritamos con los ciegos del evangelio: ¡ Ten
compasión de nosotros, hijo de David!
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf.
Juan Lozano, cmf