Miércoles 1ª semana de Adviento
Santoral: Juan Damasceno, Bárbara
Isaías 25,6-10ª El Señor invita a su convite y enjuga las lágrimas de
todos los rostros
En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con
platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos, y
manjares sustanciosos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de
todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte
para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de
toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor. En aquel día se dirá:
Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; alegrémonos y
gocemos con la salvación que nos trae, porque la mano del Señor reposará en este
monte.
Salmo 22 Habitaré en la casa del Señor toda la vida.
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar y
hacia fuentes tranquilas me
conduce para reparar mis fuerzas /R
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto; así,
aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad /R
Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume y
llenas mi copa hasta los bordes /R
Tu bondad y tu misericordia
me acompañarán todos los días
mi vida; y viviré en la casa
del Señor por años sin término /R
Mateo 15,29-37 Jesús cura a muchos y multiplica los panes
En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se
sentó. Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados,
sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. La
gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los
ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que
glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima
esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero
despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino. Los discípulos le
preguntaron: ¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes
suficientes para saciar a tal muchedumbre? Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes
tienen? Ellos contestaron: Siete, y unos cuantos pescados.
Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete
panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue
entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta
saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.
Pensemos…
Vivimos, muchas veces, a solas, es decir, de una forma egoísta donde el otro
poco importa y si importa es por puro interés. Y esto es bien malo, porque nunca
sabremos cuando actuamos bien y cuando mal. Es una mala y muy mala
costumbre. Vivimos muy separados.
Ante esto, Jesús en su evangelio nos dice: “Me da lástima esta gente, porque
llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer” En Jesús hay una compasión y
una bondad a toda prueba. Recordemos que esa gente estuvo mucho tiempo
enferma y ahora estaba ahí a sus pies oyéndolo, agradeciéndole y contemplado la
gloria del amor de Dios.
En Jesús no es tanto lo material, sino la persona que necesita y por ende se
le debe ayudar y no con bonitas palabras, sino con hechos. “Obras son amores y
no buenas razones”
Entonces…
Jesús nos enseña que el pan es necesario, pero no sólo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” Mateo 4,4 No es tanto lo
material, sino la forma de compartirlo lo que hace grande a un cristiano. Hay una
voluntad de Dios que hay que hacer, incluso completar.
Jesús nos quiere lejos de la muerte, del egoísmo, nos quiere hermanos para
sabernos mirar y ayudar con compasión-misericordia. Es un compartir para no caer
por el camino. Es la mejor manera de agradecerle a Dios tantos favores. En
definitiva el propio Jesús es alimento que calma toda hambre y toda ansia.
Eucaristía.
Padre Marcelo
@padrerivas