II Semana de Adviento
Viernes
Lecturas bíblicas
a.- Is. 48, 17-19: Te instruyo en lo que es provechoso.
El profeta en un momento de claro pesimismo, sintetiza la causa del oprobio de
Israel. El sufrimiento de Israel se debe al olvido de los mandamientos (v.18). Los
atributos divinos sustentan su autoridad: Dios Redentor y Santo (cfr. Is.43,5;
41,14; 44,6; 40,25; 43,15; Ex.3,14). El camino que señala Yahvé es el
cumplimiento de los mandamientos; si el pueblo hubiese cumplido los
mandamientos divinos, su paz sería como río, su armonía como las olas del mar
(v.18). Paz y armonía, hablan de intuir un orden del mundo deseado por Dios, vida
sana y progreso personal y comunitario; la paz de la comunidad se expresa en la
armonía. Yahvé derrama la armonía, como un torrente, sobre la comunidad y la
comunidad que la acoge, refleja y vive en paz. Cumplir los mandamientos, trae
armonía al pueblo y la nación refleja la paz a los demás. Pero Israel desobedeció los
mandamientos, cayó en la anarquía. Su oprobio, queda reflejado en las aguas
impetuosas, el desierto y el páramo, si hubiera guardado los mandamientos,
hubiera tenido la armonía y la paz, hubiera dejado de ser un pueblo caótico, para
tener el orden de las olas del mar; hubiera abandonado la aridez de páramo por la
fecundidad de las riberas del río (cfr.Is. 43,16; 48,18; 43,19; 48,19). La
desventura también afecta la falta de descendencia, simboliza vivir ajeno a la
voluntad de Dios, pues la descendencia es una bendición de Dios (cfr. Is. 44, 4). Si
Israel hubiera sido fiel, sería numeroso como las arenas del mar (v.18),
cumpliéndose la promesa hecha a Abraham, confirmada por la palabra profética
(cfr. Is.44,4; Gn.13,16; 15,5; 17,6; 22,17; Dt. 30,15; 1Re.4,20; Os.2,1;
Sal.81,14). Este es un llamado también para el cristiano, que guiado muchas veces
por su egoísmo, pierde el camino de Dios, porque no llega al destino al que está
llamado: la plena comunión con Dios.
b.- Mt. 11, 16-19: La Sabiduría se ha acreditado por sus obras.
El evangelio nos presenta la comparación que hace Jesús acerca de su generación y
los niños que no se ponen de acuerdo a la hora de poner las reglas del juego por
capricho de unos y terquedad de otros. Se trata de una generación irresponsable, el
ejemplo es un juego, pero Jesús apunta a la vida. La palabra “generación”, en
labios de Jesús tiene sabor a censura, reprensión infructuosa (cfr. Mt. 12, 39-42;
23, 36; Mc. 8, 12-38). De un lado están los dirigentes religiosos que se niegan a
aceptar la fe, y por otra, los que quieren acogerla. Más concretamente se refiere a
la actitud de Juan, el Bautista que llamaba a la conversión y a la penitencia: “Os
hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os
habéis lamentado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio
tiene” (vv. 17-19), pero Jesús hace alusión al Hijo del hombre: “Vino el Hijo del
hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de
publicanos y pecadores”. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.” (v. 19).
Aquí no se trata de comparar dos estilos de anunciar la llegada del reino de Dios,
sino de manifestar la terquedad de los judíos, éstos rechazan la palabra de Dios
siempre, independientemente de la manera que se les ofrezca (cfr. Mt.9,10-12.14).
La crítica es fuerte, porque se les está diciendo que, ante una religión preocupada
de menudencias, olvidaban lo fundamental de la Ley: la justicia, la misericordia, en
el fondo, la fe. Por lo mismo, criticaban sin ningún criterio toda clase de
manifestación de la palabra de Dios, el llamado a la fe de los profetas; a quienes no
les hacían caso, es decir, Juan y Jesús, están lejos, según ellos, de lo que creían era
la salvación proporcionada por la Ley. Son los jefes religiosos los que dirigen la fe
del pueblo, se creen con derecho, para no obedecer, se excluyen de la salvación. La
vida de fe es vida de obediencia; la obediencia verdadera es a la fe, a la revelación.
La mención a la Sabiduría, se refiere al plan salvífico de Dios y a sus enviados para
cumplirlo. Por otra parte, se quiere enseñar que Juan y Jesús, son enviados de
Dios, pueden ser criticados por los dirigentes de Israel, pero son las obras las que
nacen de la luz de la verdad, lo que señala que son los dirigentes de Israel, quienes
están en el error: Jesús es la Sabiduría de Dios. Estos jueces no pueden condenar
la Sabiduría de Dios, porque Jesús se identifica con ella, personifica e proyecto de
Dios sobre la Creación (cfr. Prov.8,22-31; Bar.3,37-4,1). Se vuelve inexcusable la
ceguera espiritual, que viendo las obras del Mesías, de la Sabiduría, no creen.
Dejaron caer la palabra en saco roto, reproche también para nosotros hoy, que nos
exige una respuesta y reconocer siempre en Jesús la infinita sabiduría del Padre, si
Jesús nos reprocha también es para oigamos su voz, atraernos a un mayor
comunión con Él.
S. Juan de la Cruz, nos invita a mirar y contemplar la creación como esposa del
Amado, la propia humanidad fue creada por ÉL y para ÉL, por lo tanto, como partes
de esta boda mística también nosotros estamos llamados a reproducir, con el
Esposo, esta unión definitiva: “Hágase, pues, dijo el Padre, / que tu amor lo
merecía; y en este dicho que dijo, / el mundo criado había/ palacio para la esposa /
hecho en sabiduría; el cual en dos aposentos, / alto y bajo dividía; / el bajo de
diferencias/ infinita componía; / mas el alto hermoseaba/ de admirable pedrería”
Romance acerca de la Trinidad (vv. 100-110).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD