¡ALEGRÍA, ALEGRÍA!
Padre Javier Leoz
1.- “Alegría, alegría, alegría… alegría, alegría, y placer; esta noche nace el Ni￱o en
el portal de Belén”. Así comienza un villancico hispano y, en ese tono, estamos
celebrando la liturgia de este domingo tercero de adviento. La alegría, porque un
Niño nos va a nacer, será nuestro secreto, nuestra sonrisa, nuestra fortaleza en
Navidad. Desde ahora, en este domingo, vislumbramos lo que acontece en Navidad.
¡Ojo! Que nadie sustituya ni nos robe la alegría cristiana derivándola hacia un puro
sentimentalismo de luces, recuerdos y colores. ¿Ok?
Viene, Dios, a salvarnos. ¿Quién no se alegra cuando, en el incierto o negro
horizonte, aparece una voz amiga o un rostro dispuesto a echar una mano?
Viene, Dios, y nuestras tristezas y llantos, tendrán un final. ¿Cómo no vamos
alegrarnos cuando, ante nosotros, se levanta todo un muro de incertidumbres,
problemas, impaciencia o dificultades?
--Viene el Señor , y como canta un Himno litúrgico “Mas entonces me miras…y se
llena de estrellas, Se￱or, la oscura noche”.
--Domingo del regocijo . En el mundo, desgraciadamente, no abundan las buenas
noticias. Para una que viene envuelta en alegría, surgen otras tantas que nos
sobresaltan y nos hacen morder el polvo de nuestra realidad: queremos pero no
podemos ser totalmente felices. Lo intentamos, pero con todo lo que tenemos ¡y
mira que tenemos! nos cuesta labrar y conquistar un campo donde pueda convivir
el hombre; vivir el pobre o superarse a mejor el ser humano.
Por ello mismo, la cercanía de Jesús, nos infunde optimismo e ilusión. Todo queda
empapado, si no permitimos que otros aspectos se impongan al sentido navideño,
por el gusto del aniversario que se avecina: la aparición de Jesús en la tierra.
2. ¿Deseamos de verdad esa visita del Señor? ¿En qué estamos pensando? ¿En
quién estamos soñando? Porque, para celebrar con verdad las próximas navidades,
hay que tener –no hambre de turrón ni sed de licor- cuanto apetito de Dios. Ganas
de que, su llegada, inunde la relación y la reunión de nuestra familia; motive e
inspire los villancicos; que, su inmenso amor, mueva espontáneamente y en
abundancia nuestra caridad o que, el silencio en el que se acerca hasta nosotros,
haga más profunda y sincera nuestra oración.
Este Domingo de la alegría nos hace recuperar el brillo de la fe. Las ganas de
tenerle entre nosotros. El deseo de que venga el Señor. La firme convicción de que,
Jesús, puede colmar con su nacimiento la felicidad y las aspiraciones de todo
hombre.
Amigos: ¡sigamos preparando los caminos al Señor! Y, si podemos, lo hagamos con
alegría. Sin desencanto ni desesperación. El Señor, no quiere sonrisas postizas pero
tampoco caras largas. El Señor, porque va a nacer, necesita de adoradores con
espíritu y joviales. ¿Seremos capaces de ofrecerle a un Dios humillado y humanado,
el regalo de nuestra alegría por tenerle entre nosotros? ¿No canta un viejo adagio
aquello de “a un amigo agasájale sobre todo con la alegría de tu coraz￳n”? ﾿No es
Jesús un amigo dispuesto a compartirlo todo con nosotros?
Que nosotros, ya desde ahora, celebremos, gocemos, saboreemos y nos alegremos
del gran banquete del amor que, en tosca madera y por el Padre Dios, va a ser
servido en un humilde portal.
Desde ahora, amigos, disfrutemos y gocemos con nuestra salvación. Y, como Juan,
ojala que a esa gran alegría, por ser los amigos de Jesús, respondamos –más que
con palabras- con nuestras obras. Es decir, con nuestra vida.
¡ALEGRÍA! ¡OJO CON LOS “CARAS-VINAGRES” DE LOS CUALES NOS PREVENÍA EL
PAPA FRANCISCO NO HACE MUCHO TIEMPO!
3.- ¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Decimos que eres el esperado
pero ¡esperamos a tantos y tantas cosas!
Decimos que haces ver a los ciegos,
pero nos cuesta tanto mirar por tus ojos
Decimos que haces andar a los paralíticos,
pero se nos hace tan difícil caminar por tus senderos!
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Vienes a limpiar nuestras conciencias,
y nos preferimos caminar en el fango
Sales a nuestro encuentro para darnos vida,
y abrazamos las cuerdas que nos llevan a la muerte
Te adelantas para enseñarnos el camino de la paz,
y somos pregoneros de malos augurios.
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Porque tenemos miedo a cansarnos
Porque, a nuestro paso, sale el desánimo
Porque, en la soledad, otros dioses vencen y se imponen
Porque, las falsas promesas, se hacen grandes cuando Tú no estás
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Como Juan, queremos saberlo, Señor
Como Juan, quisiéramos preparar tu llegada, Señor
Como Juan, aún en la cárcel
en la que a veces se convierte el mundo
levantamos nuestra cabeza porque queremos que Tú nos liberes
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Si eres la alegría, infunde a nuestros corazones júbilo
Si eres salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación
Si eres fe, aumenta nuestro deseo de seguirte
Si eres amor, derrámalo en nuestras manos
para, luego, poder ofrecerlo a nuestros hermanos.
¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?
Quien quiera que seas…s￳lo sé que el mundo te necesita
Que el mundo requiere de un Niño que le devuelva la alegría
Que la tierra, con tu Nacimiento, recobrará la paz y la esperanza
Por eso, Se￱or, porque sabemos quién eres Tú…
Ven y no tardes en llegar…Se￱orᄀᄀ