Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Adviento,
Domingo de la Semana No. 3
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Dios viene en persona y os salvará * Ven, Señor, a
salvarnos. * Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca * ¿Eres tú el
que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Textos para este día:
Isaías 35,1-6a.10:
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá
como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la
belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de
nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid
a los cobardes de corazón: "Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae
el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará." Se despegarán los ojos del
ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del
mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en
cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
Salmo 145:
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, / hace justicia a los oprimidos, / da
pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el
Señor ama a los justos, / el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El
Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
Santiago 5,7-10:
Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente
el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened
paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está
cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que
el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de
paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.
Mateo 11,2-11:
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a
preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que
esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y
oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los
sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y
dichoso el que no se escandalice de mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a
contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver,
un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios.
Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él
es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el
camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan,
el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."
Homilía
Temas de las lecturas: Dios viene en persona y os salvará * Ven, Señor, a
salvarnos. * Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca * ¿Eres tú el
que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
1. Palabras de Ánimo
1.1 El tono de este tercer domingo de Adviento es de muy grande consuelo y de
especial alegría. De hecho, es conocido como el domingo del "alegraos," que en
latín se dice: Gaudete.
1.2 El Adviento es un ejercicio de esperanza, una mirada hacia el futuro, y en ese
sentido, supone el esfuerzo de ver más allá del presente. Ese esfuerzo es necesario
porque no nos gusta. Una persona plenamente feliz en su presente no tendría cómo
vivir un Adviento. Por eso el Adviento tiene una nota de dolor, una nota que nace
de la conciencia de que este momento es incompleto, insatisfactorio, insuficiente.
1.3 Por todo ello necesitamos palabras de ánimo como las de este domingo.
2. Dios Viene en Persona a Salvar
2.1 La primera gran nota de alegría en este domingo la da Isaías, el gran profeta
del Adviento cristiano. Se resume en la expresión imponente: "Dios viene en
persona." Esto se cumplió a la letra en el Nacimiento de Cristo, en su vida cargada
de frutos de amor y sobre todo en su Pasión redentora y gloriosa Resurrección.
2.2 Subrayemos lo que se nos está anunciando, porque no hay otro anuncio igual
en otras religiones o filosofías: he aquí a un Dios que, sin necesitarnos, nos busca,
y sin ganancia para él ofrece a su Hijo por salvarnos. ¿Tiene el Dalai Lama algo
semejante para contarnos? ¿Soñó Marx algo parecido? ¿Mahoma creyó posible algo
así?
3. El Campo y la Lluvia
3.1 La segunda lectura, del apóstol Santiago, invita a la alegría también en un tono
distinto, más discreto, si se quiere. Su frase de hoy es: "mantengan firme el ánimo,
porque la venida del Señor está cerca." Y para darle firmeza a nuestro ánimo nos
invita a mirar la obra de la lluvia en los campos. Cada gota parece insignificante e
incluso una solo aguacero es del todo insuficiente, pero la sucesión de lluvias logra
el milagro de la cosecha.
3.2 Saber valorar las gotas humildes y las lluvias breves; saber confiar en lo que
sucede en el secreto de la tierra, más allá de lo que ven nuestros ojos: algo así es
el Adviento, algo así es la vida humana misma.
4. ¿Eres Tú o Esperamos a Otro?
4.1 Si la vida humana tiene tantas cargas de insatisfacción y por consiguiente
tantas razones de búsqueda, y si viene Cristo y se presenta ante nosotros con todo
su mensaje de amor y redención, ¿cómo esquivar la pregunta que hace Juan
Bautista desde la cárcel? Hacia Cristo Señor se dirigen nuestros ojos y las palabras
sencillamente brotan: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"
4.2 No es una pregunta retórica o de respuesta inmediata. Hoy, sobre todo en el
mundo llamado "desarrollado," muchos tienen una respuesta a esa pregunta: "hay
que esperar a otro;" o si no: "ni era Cristo ni hay que esperar a nadie." Lo primero
es el canto de la Nueva Era y el gnosticismo contemporáneo; lo segundo es la
elegía del suicidio, sea en versión romántica y existencialista o violenta, tipo rock
metálico. Así pues, es un hecho que mucha gente ha respondido a la pregunta del
Bautista en la dirección opuesta al Evangelio.
4.3 Hay que subrayar que Cristo no respondió a la pregunta con palabras sino con
obras. Las razones de esperanza que envió a Juan Bautista fueron simplemente los
hechos que estaban aconteciendo a ojos de todos: " los ciegos ven y los cojos
andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los
pobres se les anuncia el Evangelio." Nuestra esperanza, pues, y nuestra alegría, no
nacen de discursos bien arreglados, sino de experiencias vivas y reales de amor, de
gracia y de salvación.