EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 14 Diciembre 2013
Sábado de la segunda semana de Adviento
Libro de Eclesiástico 48,1-4.9-11.
Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una
antorcha.
El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo
alto.
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual
a ti?
tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para
hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de
Jacob.
¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también
nosotros poseeremos la vida!
Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño,
tú que te sientas en los querubines
resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés.
¡Despierta tu valentía, ven y sálvanos!
¡Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses;
mira de lo alto del cielo y contempla, visita esa viña
y protégela, ya que tu derecha la plantó!
Que tu mano apoye al hombre que hace tus obras,
al hijo de hombre que has hecho fuerte para ti.
Ya no nos apartaremos más de ti,
nos harás revivir y tu nombre invocaremos.
Evangelio según San Mateo 17,10-13.
Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero
debe venir Elías?".
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron
con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la
Iglesia
Comentario sobre los Salmos, 109 (trad. breviario 2º miércoles Adviento)
Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan (Mt 11,13)
Dios estableció el tiempo de sus promesas y el momento de su cumplimiento. El
período de las promesas se extiende desde los profetas hasta Juan Bautista. El del
cumplimiento, desde éste hasta el fin de los tiempos. Fiel es Dios, que se ha
constituido en deudor nuestro, no porque haya recibido nada de nosotros, sino por
lo mucho que nos ha prometido.
La promesa le pareció poco, incluso; por eso, quiso obligarse mediante escritura,
haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas para que, cuando
empezara a cumplir lo que prometió, viésemos en el escrito el orden sucesivo de su
cumplimiento. El tiempo profético era, como he dicho muchas veces, el del anuncio
de las promesas.
Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada en la compañía eterna de los
ángeles, la herencia inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa
de su santidad en los cielos y la liberación del miedo a la muerte, gracias a la
resurrección de los muertos. Esta ultima es como su promesa final, a la cual se
enderezan todos nuestros esfuerzos y que, una vez alcanzada, hará que no
deseemos ni busquemos ya cosa alguna.
Pero tampoco silenció en qué orden va a suceder todo lo relativo al final, sino que
lo ha anunciado y prometido. Prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la
inmortalidad, a los pecadores la justificación, a los miserables la glorificación.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”