III Semana de Adviento
Miércoles
Lecturas bíblicas
a.- Is. 45, 6-8. 18. 21-25: Germina el Justo, el Salvador.
El profeta, nos pone delante de Yahvé, como Creador de todo lo que existe, de la
luz y las tinieblas, de la paz y de la desgracia; luego prorrumpe el autor sagrado,
con su alma lírica, con su palabra como síntesis de la fe y esperanza israelita.
Desea que vengan pronto los días del Mesías, que venga el rey como las nubes del
cielo, que destilan el rocío de la mañana. Que llegue pronto ese tiempo de justicia y
de paz, obra de Yahvé, en toda la tierra; sabían que Dios quería hacerlo y lo hizo.
Las imágenes de la lluvia y el rocío, que fecundan la tierra, hablan de su voluntad
de querer hacer una nueva creación. Este deseo mesiánico de salvación universal,
llega a su plenitud con la Nueva Alianza. Yahvé exige del hombre que vuelva sus
pasos a ÉL, lo desata su dinamismo creador. La garantía de Yahvé, como justo y
redentor de su pueblo, son sus intervenciones históricas: Ciro, es un instrumento
de su salvación para Israel. Toda rodilla se doblará ante Yahvé, porque es el único
Dios adorable, sólo de ÉL, se obtiene justicia, salvación, poder. Sólo en Yahvé serán
justificadas y glorificadas todas las generaciones de Israel, la del espíritu y no de la
carne, o sea la de la fe. Todos los que esperaron en Yahvé, vieron su obrar en la
historia de la salvación, son los primeros pertenecientes al nuevo pueblo de Israel.
Cuando aparezca Jesucristo, en la plenitud de los tiempos, se da inicio a los
tiempos mesiánicos.
b.- Lc. 7, 19-23: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído.
El evangelio, nos presenta la versión lucana, de la pregunta del Juan Bautista a
Jesús (v. 20). Esta pregunta, sintetiza todas las profecías del pasado que evocan la
presencia de Dios entre los hombres, mientras el Juicio es inminente, cuando el
cosmos despierta, la pregunta acerca de Jesús de Nazaret tiene un amplio sentido.
Todavía esa pregunta tiene sentido cuando se busca implantar la justicia por medio
de la política, hacer del mundo algo más humano, los que presienten el fin del
mundo, los que esperan mientras sufren la maldad de los poderosos; todos tienen
derecho a preguntarle a Jesús: ¿eres el Mesías o tenemos que esperar a otro? Su
respuesta hay que buscarla y situarla en los hechos que libran al hombre de lo que
lo oprime, la enfermedad, la muerte, el mal, cuando nace una nueva vida, es signo
de la presencia del Mesías entre los hombres, o de Dios presente entre nosotros
(cfr. Is. 35, 5; 61, 1). Si bien, es verdad que ha hecho que la buena nueva llegue a
los pobres, los ciegos vean, los cojos caminen y los muertos resucitan. Su
pretensión de identificar estos hechos con la llegada del reino y de los tiempos del
Mesías, causan escándalo, porque en el fondo, muchas cosas siguen igual (v. 23).
La diferencia está en que Dios, no actuará al final de los tiempos, sino hoy, porque
en la persona y milagros de Jesús ha comenzado la victoria de Dios sobre la
muerte, con su pasión, muerte y resurrección. Los milagros señalan este cambio de
vida, lo que confirma que Jesús era el que tenía que venir. Finalmente, creer en
Jesús significará anunciar el evangelio a los pobres y necesitados de esperanza,
servir al prójimo desde nuestra fe en Cristo resucitado. La lección para nosotros es
no olvidar qué es el hombre a quien está destinada la salvación de Dios en la
Iglesia; si hay compromiso con la justicia y los derechos humanos, ahí está
germinando el Reino de Dios; está actuando y con su gracia salvando al hombre del
pecado y de la degradación humana a la que nuestra indiferencia lo sometemos. Si
nos proponemos convertirnos en este Adviento a Dios, esa conversión pasa por los
hermanos para cubrir sus necesidades mejorando esta realidad para ÉL único
Salvador.
S. Juan de la Cruz, confiesa a Jesús como Dios y Hombre verdadero: “Y que Dios
sería hombre / y que el hombre Dios sería / y trataría con ellos, / comería y bebería
/ y que con ellos de continuo / él mismo se quedaría hasta que se consumase/ este
siglo que corría, / cuando se gozaran juntos en eterna melodía” Romance acerca de
la Trinidad (vv. 137-140)
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD