III Semana de Adviento
Jueves.
Lecturas bíblicas
a.- Is. 54, 1-10: Con amor eterno te he compadecido.
El profeta, segundo Isaías, nos presenta un nuevo oráculo de consolación, con
imágenes que eran muy queridas por los judíos. Yahvé aparece como el Esposo, en
contraste con las mujeres estériles: como Sara, Raquel, Ana… fecundas por el
poder de Dios; ahora los hijos de la abandonada, serán más numerosos que la
casada, ya que la fe hará que todas las naciones vengan a cobijarse a Jerusalén.
Es la Jerusalén de los tiempos mesiánicos, ya no debe temer sus antiguas
vergüenzas en Egipto y en Babilonia, ya que tiene a Yahvé como Esposo y
Redentor, al Señor de los ejércitos, al Santo, al Dios de todas las naciones. Sión fue
abandonada y desolada, pero no repudiada, su Esposo fiel y celoso, pero herido por
las infidelidades de Israel; superado todo eso, vuelve su mirada a la tradición
bíblica, donde se destaca que Dios castiga y educa a su pueblo, pero su amor es
eterno. Han salido del destierro de Babilonia, se mantiene la alianza de paz, los
montes y collados podrán temblar, pero la palabra de Dios, permanece como roca
inconmovible. Esta es la voluntad de Dios explícita, y al ver el estado lamentable de
la esposa, el Esposo prorrumpe en una visión de la Jerusalén ideal, pero bien
asentada en la justicia, sin temor a nadie, veía de lejos los tiempos mesiánicos, en
clara tensión escatológica, querida por Dios, los profetas, Cristo Jesús y la Iglesia.
b.- Lc. 7, 24-30: Elogio de Juan.
El evangelio, nos presenta la figura que hace Jesús de Juan Bautista. Luego de
responderle indirectamente acerca de si era o no el Mesías, ahora establece cuál es
la misión de Juan (cfr. Lc.7, 18-20; 22-23; 24-30). El reino de Dios no se puede
conocer sin aceptar el mensaje de preparación de Juan y la plenitud que se alcanza
con Jesús, palabra del Padre. ¿Quién es Juan? Jesús usa dos pasajes de la Escritura
sobre el Ángel que había de venir en ayuda de su pueblo Israel, que vaga por el
desierto, camino de la tierra prometida, y el otro, es el anuncio de la venida del
Precursor que prepara los caminos del Señor (cfr. Ex. 23, 30; Ml 3, 1). El Bautista
ahora representa a este Ángel que ofrece a los hombres el camino de Dios, de
conversión, para ingresar en el reino de Dios. Ha cumplido su misión de anunciar la
llegada de los tiempos mesiánicos, preparar los caminos a Jesús, el Cristo. Pero si
no lo escuchan a Él, tampoco comprenderán el mensaje del evangelio, muchos
publicanos se hicieron bautizar, no así fariseos y escribas; mientras en los primeros
la salvación produjo frutos de santidad, en los demás sólo frustración por el rechazo
que hicieron del mensaje y del mensajero. Juan el más grande los nacidos de
mujer, pero la gracia salvadora y el verdadero bautismo lo trajo Jesucristo. La
preparación de Juan era necesaria, pero la plenitud la alcanzamos con Jesús, y el
ingreso al reino de Dios, al que nos hizo partícipes por su gracia.
S. Juan de la Cruz, nos invita a participar del cuerpo místico de Cristo desde
nuestra condición bautismal: “Porque él era la cabeza/ de la esposa que tenía, /a la
cual todos los miembros/ de los justos juntaría, /que son cuerpo de la esposa, /a la
cual él tomaría/ en sus brazos tiernamente/ y allí su amor le daría” Romance acerca
de la Trinidad (vv. 150-155).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD