EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 1,1-17.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus
hermanos.
Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre
de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón;
Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed,
y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la
que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá;
Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;
Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre
de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado
Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce
generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones;
desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Comentario del Evangelio por :
Papa Francisco
Encíclica “Lumen fidei”, §8-9 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)
"Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán"
Abrahán, nuestro padre en la fe: La fe nos abre el camino y acompaña nuestros
pasos a lo largo de la historia. Por eso, si queremos entender lo que es la fe,
tenemos que narrar su recorrido, el camino de los hombres creyentes…. Abrahán,
nuestro padre en la fe, ocupa un lugar destacado. En su vida sucede algo
desconcertante: Dios le dirige la Palabra, se revela como un Dios que habla y lo
llama por su nombre. La fe está vinculada a la escucha. Abrahán no ve a Dios, pero
oye su voz. De este modo la fe adquiere un carácter personal. Aquí Dios no se
manifiesta como el Dios de un lugar, ni tampoco aparece vinculado a un tiempo
sagrado determinado, sino como el Dios de una persona, el Dios de Abrahán, Isaac
y Jacob (Ex 3,6), capaz de entrar en contacto con el hombre y establecer una
alianza con él. La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a
un Tú que nos llama por nuestro nombre.
Lo que esta Palabra comunica a Abrahán es una llamada y una promesa. En
primer lugar es una llamada a salir de su tierra, una invitación a abrirse a una vida
nueva, comienzo de un éxodo que lo lleva hacia un futuro inesperado (cf. Gn 12,1).
La visión que la fe da a Abrahán estará siempre vinculada a este paso adelante que
tiene que dar: la fe « ve » en la medida en que camina, en que se adentra en el
espacio abierto por la Palabra de Dios.
Esta Palabra encierra además una promesa: tu descendencia será numerosa,
serás padre de un gran pueblo (cf. Gn 13,16; 15,5; 22,17). Es verdad que, en
cuanto respuesta a una Palabra que la precede, la fe de Abrahán será siempre un
acto de memoria. Sin embargo, esta memoria… siendo memoria de una promesa,
es capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a lo largo del camino. De este
modo, la fe… está estrechamente ligada con la esperanza.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”