Comentario al evangelio del Lunes 16 de Diciembre del 2013
Para creer “lo más” hay que creer antes “lo menos”
¿Por qué habrá gente que no cree? ¿Por qué habrá personas que antes de preguntarse qué han de hacer,
se cuestionan porqué los otros hacen lo que hacen? Todo va muy unido. El egoismo cierra las puertas a
la fe. Veámos en el Evangelio de hoy.
Quienes tienen autoridad le preguntan a Jesús con qué autoridad hace lo que hace. Los Sumos
Sacerdotes, los Ancianos, cuestionan la autoridad de Jesús. El motivo ciertamente era muy serio: Jesús
había tomado posesión del Templo, expulsando a los vendedores, paralizando el culto y denunciando
haber convertido la casa de Dios en cueva de bandidos. Las autoridades le preguntan entonces porqué
ha actuado así. Jesús no responde. Su contrarréplica consiste en preguntarles a su vez si el bautismo de
Juan era cosa de Dios o no. Les pregunta porqué no creyeron en la actuación de Dios en Juan el
Bautista. Es como decir: si no creísteis en Juan, mucho menos vais a creer en mí.
La respuesta de los Sumos Sacerdotes y los Ancianos a la pregunta de Jesús es muy diplomática: ¡no
quieren cogerse las manos! Por eso, responden sin implicarse en nada: ¡no sabemos! Entonces Jesús,
renuncia a darles a entender el sentido profundo de lo que ha hecho.
Hay personas totalmente incapacitadas para entender lo que Dios quiere, para discernir su voluntad.
Cuando en lugar de preguntarnos ¿qué he de hacer yo? preguntamos a los demás porqué hacen lo que
hacen, cuando en lugar de meternos con nuestra propia vida, nos metemos con la vida de los demás… es
entonces cuando nos volvemos incapaces de entender lo que Dios quiere.
¡Hágase tu voluntad, Padre! Es nuestra oración diaria. Qué importante es tener lo ojos abiertos y la
sensibilidad dispuesta para entender y comprometernos con las cosas de Dios.
Por otra parte, el camino para llegar a la Gran Fe, es demostrar la fe en las cosas pequeñas. Para creer
en Jesús que es lo más, es preciso creer antes en Juan, que es lo menos.
JGP