FIESTA DE NAVIDAD
“Ha amanecido la luz y la alegría, para los rectos de coraz￳n”. (Salmo 96)
- Hace XXI siglos que, a unos pastores que velaban por la noche sus rebaños, se
les apareció un ángel del Señor y les dirigió este mensaje: “Os anunci￳ la
buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la Ciudad de
David, os ha nacido un salvador: el Mesías, el Se￱or”.
- Aquella noche, venturosa para la humanidad, se cumplieron estas promesas
del Señor que, siglos antes, habían sido anunciadas por Isaías en el Salmo 96, 5 :
“Hoy ha brillado una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Se￱or. Ha
amanecido la luz y la alegría, para los rectos de coraz￳n”. (Salmo 96)
Palabras estas que, predichas con tanta antelación, parecen escritas aquella
misma noche, por su parecido con las palabras del Arcángel San Gabriel:
- Si desde nuestra fe cristiana, somos consecuentes con estos hechos y nos
creemos, de verdad, este gran misterio del amor de Dios a los hombres: Que el
Dios de cielo y tierra, el creador y dueño del Universo, se ha querido encerrar
en la pequeñez de un niño indigente... Repito; si somos consecuentes y nos lo
creemos de verdad: ¿CÓMO ES POSIBLE QUE VACIEMOS DE SU PROFUNDO
SENTIDO RELIGIOSO LA CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD?
- Ese, ¡FELIZ NAVIDAD! , que se convierte estos días en un indispensable saludo
familiar entre nosotros, para un cristiano tiene que estar lleno de su verdadero
significado. Hemos de sentirnos felices por lo que nos recuerda San Pablo en
su Carta a Tito: “porque, ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación
a todos los hombres; la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador, Jesús”.
- Me viene a la memoria un artículo que, en unas Navidades escribía, el que
durante 25 años fue nuestro Arzobispo, Don Antonio Montero, bajo el
elocuente título: Navidades y vanidades. En sus reflexiones se refería el, a
tantas formas paganas de celebrar la Navidad que, ¡nada tienen que ver con el
verdadero motivo de alegría que ha de despertar la Navidad en el corazón de un
cristiano!. E incluso, en ocasiones - decía el -, se cae en formas de celebración,
que, hasta profanan el contenido y el mensaje de la propia Navidad.
- Yo quiero compartir hoy con vosotros la verdadera alegría: la que dimana
de esa gesta divina que es el Nacimiento del Hijo de Dios, mediante el que nos
ha traído tantos dones inefables y por el que…, ¡nos ha podido “meter por los
ojos” el infinito amor que nos tiene!. Guillermo Soto