EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 20,2-8.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les
dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y
llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en
el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas,
sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y
creyó.
Comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la
Iglesia
Comentario sobre la 1ª Carta de Juan, 1 Jn, 1,1 (trad. breviario 27/12
rev.)
“Vio y creyó.”
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos acerca de
la Palabra de la vida...” (1Jn 1,1ss). Esta Palabra que se hizo carne, para que
pudiera ser tocada con las manos, comenzó siendo carne cuando se encarnó en el
seno de la Virgen María; pero no en ese momento comenzó a existir la Palabra,
porque el mismo san Juan dice que existía desde el principio. Ved cómo concuerdan
su carta y su evangelio, en el que hace poco oísteis: “En el principio ya existía la
Palabra y la Palabra estaba junto a Dios.”
Quizá alguno entienda la expresión ‘la Palabra de la vida' como referida a la
persona de Cristo y no al mismo cuerpo de Cristo, que fue tocado con las manos.
Fijaos en lo que sigue: Pues la vida se hizo visible. Así, pues, Cristo es la Palabra de
la vida. ¿Y cómo se hizo visible? Existía desde el principio, pero no se había
manifestado a los hombres, pero sí a los ángeles, que la contemplaban y se
alimentaban de ella, como de su pan. Pero, ¿qué dice la Escritura? El hombre comió
pan de ángeles. (Sal 77,25).
Así, pues, la Vida misma se ha manifestado en la carne, para que, en esta
manifestación, aquello que sólo podía ser visto con el corazón fuera también visto
con los ojos, y de esta forma sanase los corazones. Pues la Palabra se ve sólo con
el corazón, pero la carne se ve también con los ojos corporales. Éramos capaces de
ver la carne, pero no lo éramos de ver la Palabra. La Palabra se hizo carne, a la cual
podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la
Palabra… “Os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el
Padre y se nos manifestó” (1Jn 1,2).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”