“Levántate, toma al niño y a su madre”
La Sagrada Familia
Mt 2,13-15.19-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Lectio Divima
1 LA FAMILIA DE NAZARET PLENAMENTE INSERTA EN LA VIVENCIA HUMANA
Uno de los temas más candentes de la sociedad actual es el de la familia, en el que emergen problemas
y dificultades considerables, debidos a la falta de valores y de ideales, unidos, por ejemplo, al
materialismo y al hedonismo de la vida, a la permisividad de los responsables en campos educativo y
moral, y a la carencia de auténticos guías y formadores en este sector. También la Iglesia siente vivo
el problema y se interroga acerca del designio que Dios tiene sobre la familia, animando a todos a
vivir según el evangelio en el respeto de las culturas y empeñándose en aliviar las condiciones de
pobreza y necesidad de muchos núcleos familiares, a ejemplo de la familia de Nazaret plenamente
inserta en la vivencia humana y especialmente en la vida de los pobres y de los que sufren.
La experiencia actual de la familia cristiana presenta, también ella, notables problemas, porque no todo
es pacífico o está resuelto, más bien se ven a menudo familias que portan cruces de distinto género
y, a veces, pesadas: las de los exiliados de su propia tierra, las divididas por disensiones familiares o
por motivos de trabajo, las que han perdido algún miembro por el empeño puesto en defensa de los
derechos humanos y de la promoción humana, las laceradas por la inmigración, las que viven
socialmente desahuciadas, incomprendidas, marginadas o en ambientes indignos y depravados que
devalúan la condición humana.
La sagrada familia no era una familia sin problemas, pero la presencia de Dios le comunicó fuerza,
serenidad y paz interior. Jesús es el lazo de unión de toda familia cristiana. (Lectio Divina para cada
día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)
ORACION
Señor Dios, nuestro mundo y también nuestra Iglesia tienen necesidad de reencontrar la unidad y la
armonía en muchas familias a ejemplo de la santa familia de Nazaret, para que la paz de Dios se
manifieste en ellas, superando discordias, rupturas, incomprensiones y dificultades de todo tipo.
Especialmente los padres y los educadores de jóvenes, hoy, sienten vivo, lleno de responsabilidad y
pesado su deber educativo en el crecimiento, en la formación y maduración de las nuevas
generaciones que, a menudo, les hace experimentar un sentimiento de incapacidad e impotencia, los
desanima y los mortifica frente a las dificultades y problemas siempre nuevos que asoman al
horizonte de la sociedad.
Te rogamos que las familias cristianas no se cierren en sí mismas, en su aislamiento egoísta o en su
orgullo herido, sino que todas estén abiertas al interés por los problemas de todos, sean animosas
en ofrecer su colaboración para resolverlos en sentido evangélico. Que todas las familias tengan el
espacio vital necesario para vivir en una casa, tengan una mesa donde no falte el pan y, sobre todo,
la alegría de la comunión entre padres e hijos y la esperanza en un futuro mejor que nace de la fe.
Señor y Padre de todos los hombres, el apóstol Pablo ha enseñado a los cristianos a vivir la vida
familiar “en el Señor”: nosotros te pedimos que la persona de Jesús sea el hilo de oro que una toda
nuestra familia cristiana.